jueves, 17 de abril de 2008

El Parlamento Británico, una ejemplar institución democrática, noviembre 10, 2005


Ayer el Parlamento británico brindó una buena lección del correcto funcionamiento de una institución creada para y con el pueblo. Cuando parlamentarios del mismo grupo político que gobierna fueron capaces de votar siguiendo los dictámenes de sus propias convicciones y conciencia social. Y no sumisamente, tal blanco cordero, a la conveniencia de los dirigentes del partido político en cuyas formaciones militan y representan en la cámara baja.

Los treinta o cuarenta parlamentarios laboristas que ayer votaron a favor de la moción contraria son el digno ejemplo de conducta que yo esperaba se hubiese dado en muchas de las ocasiones de la corta historia de nuestro sistema democrático parlamentario. En este sentido, sin ir más lejos, a lo largo de este amargo 2005, tanto en el Congreso de los Diputados, como en los distintos Parlamentos autonómicos, en los que se han formado gobiernos, aprobado leyes y disposiciones al margen, de espaldas, ciegos y sordos, al sentir popular y del bien común, el de todos. En España es la desgraciada y equívoca tónica.

Parlamentarios que, en contadas excepciones, olvidan el qué, el por qué y para qué son. Es decir, representantes de la soberanía popular, la de todos, en virtud de lo cual  están,  y, consecuentemente, defender los intereses comunes de sus representados. Con sueldos generosos, los cuales sin pudor y casi siempre por unanimidad se los suben ,  condiciones de pensión y jubilación que nada tienen que ver con las del resto de sus conciudadanos, ausencias injustificadas en muchas de las sesiones parlamentarias y hasta  capaces de dejar a otro que oprima el botón de su voto o de votar por otro, pero incapaces- eso nunca- de tomar decisiones propias en virtud de tan sólo  las razones y argumentos que en el Parlamento se den. Su voto seguirá el tenor de las consignas a ellos dadas por los hacedores de las listas electorales del partido.

En resumen, siento enorme decepción y tras lo ocurrido ayer  en el Parlamento del Reino Unido, indignación, rechazo y ganas locas de exigir  cambios en los rumbos y estructuras de esta nave llamada España que navega contra corriente y vientos imperantes. Cuya suerte, peligros e incertidumbres compartimos todos los que con ella vamos. Y si bien 
no sé a quién exigir,  sí a quién acudir, a Dios todopoderoso, y rogarle, encarecidamente, proteja y ayude a este pueblo español a vivir en paz y concordia, común bienestar, dignidad y justicia social.




24 de febrero de 2019: Mucho ha llovido en España desde que escribí este comentario, allá en el 2005. Si entonces envidiaba la actitud de algunos de los parlamentarios británicos por romper la disciplina de partido y votar a tenor de su conciencia social y convicciones éticas, pues no digo al presente, tres lustros más tarde, viendo como veo y principalmente experimento, sufro, el panorama actual español. En el que a pesar de las muy críticas ocasiones habidas en estos últimos años, nuestros parlamentarios, todos, los del Congreso y también los autonómicos, sólo han servido y sirven para aplaudir al líder del momento  y refrendar con su voto sus decisiones y proyectos, aunque éstos, de facto, impliquen la ruina colectiva. La de todos, o sea, la de esta vieja nación, España.  

Me ratifico pues, en la de exigir un cambio inmediato en la ley electoral con la exigencia de requisitos en los perfiles y currículos de los posibles representantes y también una democratización de sus condiciones laborales y de pensiones.



11 de febrero de 2022: El caso Sayas y García Adanero con su voto negativo a la reforma laboral del gobierno socialista-unidaspodemos, que rompía la disciplina de partido de su formación, UPN, que, según parece, había pactado ello con los socialistas navarros, ha puesto en evidencia una vez más, la necesidad, a mi juicio, de una reforma urgente en los requisitos exigidos a los parlamentarios y también en sus derechos y obligaciones.



8 de julio de 2022: De nuevo el Reino Unido nos da lecciones. Esta vez con la dimisión de Boris Johnson, obligado por los propios. ¡Olé, olé y olé por los británicos!


11 de diciembre de 2022: Frente a los positivos y vivos ejemplos brindados en este 2022 por el parlamentarismo británico,  a los que podríamos unir el muy reciente de Perú ante el autogolpe de estado de Pedro Castillo,  tenemos los  ofrecidos  en  el  Congreso español, con la ley conocida como Sólo sí es sí, aprobada por 205 votos favorables , y que pese a ello no se ponen de acuerdo para su inmediato arreglo,  así como la eliminación del delito de sedición del Código Penal y el más que posible cambio del de malversación, todo ello con la finalidad de contentar a los socios de gobierno. 

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