ONU-Croacia, 1992-1995(Cascos azules bajo acusaciones), agosto 04, 2005

El pasado 11 de julio, todavía no hace un mes, se conmemoraba el décimo aniversario de la matanza de Srebrenica . De nuevo, estoy leyendo información acerca de otras vilezas llevadas a cabo por las fuerzas de la ONU, las mal llamadas- pienso - Fuerzas de Protección de las Naciones Unidas (UNPROFOR). Asunto que como Srebrenica, ha tardado mucho tiempo en salir a la luz pública. Y cuando sale, por lo menos aquí en España, pasa casi desapercibido. Camuflado sabiamente para restarle importancia y trascendencia reales ante la opinión pública nacional.
Hago un paréntesis y expongo un ejemplo, leído en El País.com. A tal fin reproduzco algunos de los párrafos del artículo suscrito por Ignacio Cembrero, enviado especial del citado periódico en Bosnia y fechado en 2 de agosto de 1995, es decir, a escasos días de la espeluznante masacre. Fijarse en la sutileza del corresponsal al mencionar lo de Srebrenica como “la caída del enclave protegido”:

"España no es como Unprofor". La frase, pronunciada por algunos de los interlocutores locales del contingente español en Bosnia, ilustra que todavía los cascos azules españoles no han caído entre la población local en el desprestigio que padece la mayoría de las fuerzas de Naciones Unidas desplegadas en esa ex república yugoslava.”

“Ni los disparos de mortero ni el recrudecimiento de la guerra en torno a las zonas de seguridad han perturbado la labor del contingente español, que en julio ha facilitado el transporte por su zona de cerca de cuatro millones de toneladas de ayuda humanitaria. La caída del enclave protegido de Srebrenica sí ha obligado, en cambio, a la Agrupación Galicia a desempeñar tareas de apoyo a los refugiados bosnios que huyeron de la ciudad al quedar desbordadas las fuerzas de la ONU en el sector noroeste. Para reforzarlas envió hasta allí hace unos días a 16 vehículos con 40 hombres.”
“…si se llega a producir una retirada de las fuerzas de Unprofor, algunos crean que los españoles deberían ser una excepción y quedarse. Altos funcionarios norteamericanos han sondeado a los españoles sobre su disposición a permanecer en la zona en caso de evacuación.”

"No sé lo que se hará si se dan tales circunstancias", contesta Pellicer; "dependerá de lo que nos pidan las partes y, sobre todo, de lo que decida el Gobierno de España". Los oficiales que le rodean no tienen, sin embargo, la menor duda. La salida de los cascos azules españoles significaría más bien pronto que tarde la reanudación de las hostilidades.

Continúo. La misma opinión pública que de manera tan sutil ha sido y es movida a condenar y protestar por lo de la invasión de Iraq del 2003; por los abusos de un grupo determinado y concreto de militares estadounidenses sobre presos iraquíes; así como de las condiciones de los terroristas y talibanes presos en Guantánamo. Pero, opinión pública española que no tiene ni idea, porque no se le informa, antes ni después ni con la misma y reiterada contundencia, de los innumerables y execrables crímenes, violaciones, abusos y demás canalladas que en esta vieja y podrida Europa, de políticos corruptos, se ha llevado a cabo en la zona y territorios que formaban la ex-Yugoeslavia. Con sus máximos de vergüenza y horror en el periodo 1992-1995, sobre discriminada población civil, llevada a cabo por múltiples autores, cuyo delito permanece impune.

Quede claro que no me refiero sólo a la impunidad de los responsables del régimen serbio, sino, también, a la de los dirigentes de las fuerzas de la ONU y países involucrados en el conflicto. Porque ellos, seguro, sabían lo que allí ocurría.

Me ha venido a la memoria el libro de Uris, QBVIII, en que el “honorable y humanitario” científico, el doctor Kelmo, es desenmascarado. Todos, incluidos los suyos, conocen la realidad, la verdad dura y pura, de su manera de ser y hacer. Dándole, aunque tardíamente, el desprecio; es decir, el justo precio, por sus acciones y omisiones.