El pasado jueves fue un día substancioso en lo que a
informaciones se refiere. De dentro y de fuera. Obviamente, me centraré en las
internas, las que afectan a España.
Empezaré por lo de ETA y su
anunciado, con perdón de la redundancia, anuncio de no sé cómo denominarlo. ¡Es
lo mismo!, porque quiénes me importan son las víctimas, cómo les ha sentado la pantomima
creada en torno a este comunicado de los terroristas. Parodia que había tenido
su introito el lunes 17 de octubre, con
la escenificación de una conferencia de paz para resolver – dijeron- un
conflicto entre los terroristas y cabe suponer, el pueblo español.
Particularmente todo esto lo considero una burla, burla cruel no sólo para las
víctimas y afectados directos de los actos criminales de estos sanguinarios y
cobardes asesinos, sino para toda la
Nación Española, sufridora como aquellos durante tantos años de sus crímenes y
violencias injustificados. Por lo que si las autoridades que nos gobiernan y las que
nos puedan gobernar en un futuro próximo, no hacen nada decisivo y efectivo, vendrá a demostrar
no que España se cae, sino, simplemente, España
cayó. Y ha caído por la incuria más
absoluta de los gobernantes y de los gobernados. Porque en un país, en una
sociedad en la que impera todo desafuero, desorden, abusos de poder, injusticias,
desequilibrios, etc., sin freno alguno,
ni tan siquiera posibilidad de castigo o sanción seria para quienes los hacen, no puede tener buen final. Como se lee, no son
optimistas mis reflexiones de hoy. Pero no sólo es por lo de la ETA, sino por
el conjunto de noticias y hechos de los que oigo o leo se están sucediendo en
esta España de mis amores. Seguiré en otro rato.
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