Ayer hablaba del oscuro papel que, según pienso, ofrecen en este asunto del affaire del Palau de la Música de Cataluña, la mayoría de los organismos públicos de control; desde la Sindicatura de Comptes, Síndic de Greuges, Tribunal de Cuentas y la Administración de Justicia ( Consellería y Juzgado de Instrucción en el que ha recaído esta causa). No incluyo, del todo, a la “OAC”(Oficina Antifraude de Cataluña)porque fue creada a finales del pasado 2008, y sus competencias y jurisdicción son muy similares a las ya cubiertas por las Sindicaturas de Comptes y Greuges, así como por el Tribunal de Cuentas.
La Agencia Tributaria fue, según lo que he podido leer, la descubridora del asunto, alertando a la Fiscalía Anticorrupción de Barcelona.
“Precisamente, la investigación de la Fiscalía se inició por las irregularidades detectadas por la Agencia Tributaria, que comprobó que en el año 2003 en las cuentas bancarias de ambas entidades se habían producido reintegros que superaban los 1,7 millones de euros, cifra que al año siguiente se situó en 590.000 euros.”(Estrella Digital/EFE,29.7.09)
Hasta ahora, la actuación de estos dos organismos públicos,Agencia y Fiscalía, en la trama del Palau, se ha desmarcado de la de los “otros controladores”. “Otros controladores” cuyas actitudes y actuaciones me resultan inexplicables por la falta de iniciativa y de eficacia en su labor de fiscalización . Función primordial para la cual han sido diseñadas sus competencias y relaciones institucionales y se les ha dotado de recursos materiales y humanos que supongo representan una cuantía importante en las Cuentas Generales. Si , encima, sus actuaciones no tienen resultados útiles, ni eficaces, oportunos ni objetivos ¿para qué, pues, su existencia y tanta duplicidad de cuerpos?(!!!)
Sigue
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