Me impresionaron las imágenes de una muchacha maltratada por agentes femeninos del cuerpo de seguridad autonómico, los Mossos d' Escuadra. Me recordó otras imágenes, muy difundidas y comentadas en los distintos medios de comunicación españoles, de unos prisioneros en Iraq que también eran sometidos a distintos abusos e indignidades por unos soldados americanos, dirigidos por una mujer-soldado . Ambos casos son buena muestra de que hombres y mujeres son iguales, por lo menos en comportamientos indignos para la especie; hechos que cuando salen a la luz pública, nos recuerdan nuestra mísera condición humana, tan propicia al abuso de poder y a perder la conmiseración y el respecto por la dignidad de cualquier otro ser humano. Pero, ¡así , desgraciadamente, somos!
En el caso de los soldados iraquíes que fueron atropellados por soldados americanos, los hacedores materiales y sus responsables máximos fueron finalmente sancionados. Es decir, la justicia alcanzó a los subordinados y a sus mandos superiores. Pienso que aquí debería ocurrir lo mismo. Los o las que intervinieron directamente en ello y, también, los cargos máximos de la Conselleria de Interior, incluído su Conseller en Cap.
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