jueves, 5 de junio de 2008

Las sentencias teóricas, julio 04, 2005

El mes pasado se publicaba la próxima salida de la cárcel- después de sólo cumplir dieciocho años de condena - de un peligroso criminal de ETA que había sido condenado a tres mil años de cárcel por la muerte de veinticinco personas. Noticia que, como era de esperar, ha desatado la indignación de la opinión pública. Porque - sencillamente - parece una burla, una odiosa mofa brindada por nuestro sistema judicial. Este mal llamado sistema de justicia que parece hecho por y para defender los derechos de los delincuentes y fomentar la impunidad del delito. Abundando en estoa razonamientos, acabo de leer dos noticias acerca de igual tipo de sentencias teóricas; de esas de cientos de años que son los que, en justicia, merecerían estar en la cárcel los juzgados, debido a la gravedad de los delitos cometidos. En uno de estos, leo que la propia sentencia advierte que el máximo de años en cárcel será de veinte años.

“En concreto, la Sala impone en su sentencia 24 años de prisión para Ignacio
Javier Bilbao Goikoetxea, Unai Bilbao Solaetxe y Emilio Salaberria Etxebeste por
los delitos de pertenencia a banda armada, depósito de armas y tenencia de
explosivos, aunque precisa que "se fija en veinte años el tiempo máximo de
cumplimiento" de estas condenas.”
Así las cosas, les sugiero a sus señorías, lo jueces del tribunal, fallen única y explícitamente la cantidad real y concreta que el criminal juzgado podrá estar en la cárcel. De este modo, por lo menos, nadie podrá llamarse a engaño. A los que gobiernan les hago una súplica: Por favor, sírvanse revisar de inmediato leyes y normas tan injustas.¡Seamos serios!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales

Mi foto
Este blog es el medio de expresar mis particulares reflexiones e ideas sobre la realidad que me rodea, así como las sugeridas por la lectura de libros y artículos de prensa. No es crítica literaria, no tengo conocimientos para ello. Expongo , tras muchos esfuerzos, lo que mi corazón me dicta. No es mi intención la de ofender ni herir a nadie. Tampoco, pues, me gustaría ser objeto de heridas u ofensas por discrepar con mis particulares opiniones y gustos.