¿Y si los jueces no llevasen apellido?, febrero 06, 2007

Mi intención primera era la de continuar con la tanda de comentarios, ayer iniciada, sobre la novela “Monseñor Quixote”, de Greene. Pero, sólo conectarme a Internet, los titulares de las noticias han logrado desviar mi atención hacia las que cubren la decisión del Tribunal Constitucional, por una mayoría de seis contra cinco, de aceptar la recusación de uno de sus magistrados, Pérez Tremp. Planteada, días atrás, por los del Partido Popular.

Leyendo los pormenores y antecedentes de si unos jueces son progresistas , otros conservadores; que si entre aquéllos los hay nombrados por los socialistas, argumento que te lleva a pensar que algunos de los del otro grupo de jueces, a su vez, habrán sido nombrados por los del gobierno del PP; te llevan a la consideración de fondo y peso, sobre la posibilidad de que el juez deba el puesto. Y ello incline sus fallos a favor de la ideología política del que le nombró. Lo cual rompe, hace trizas, la , por definición, imparcialidad del mismo. De hecho, la hace sólo presumible. Por tanto, sujeta a demostración .¡Malo!

Estas consideraciones me arrastran a desconfiar de las decisiones, genéricamente hablando, de la justicia española. Porque si el tribunal que dirime las legalidad de las leyes de mayor rango y trascendencia está, según parece, pervertido y adulterado de tal modo, ya me dirán qué se debe y puede esperar de todos los otros … En suma, ¡apaga y vámonos! ( ¡quién pudiera!)