Greene ,por boca del padre Quijote, en su novela “Monseñor Quixote”, nos habla del malvado Pilatos . Así lo califica por su archiconocida inhibición cuando se le llevó para ser juzgado por él, juez supremo y representante del César, a un hombre inocente. Al cual - como ya sabemos - se le condenó y mató, a sabiendas por todos los que en su juicio intervinieron, de su plena inocencia de los cargos por los que se le juzgaba. Pero y principalmente, porque al supremo juez mortal ante el cual había sido llevado para que impartiera su superior e imparcial criterio de justicia, Pilatos, le pudo más su cobardía ; el miedo a las consecuencias personales y particulares que pudieran acarrearle una decisión justa; pero contraria a los intereses de los poderosos del momento y lugar.
Aquella, su cobardía, fue la causa que le impidió a este nefasto sujeto lo que su obligación moral por su condición de juez le exigía. Que era, simplemente, impartir JUSTICIA, es decir, si inocente, INOCENTE, y si culpable, condena ejemplar. Y no me extiendo más por hoy, deseando, eso sí, que este juicio, que comienza hoy aquí en España, en el que se juzgará a unos que se dice fueron los autores de los brutales atentados cometidos en Madrid, el 11 de marzo del 2004, tenga jueces bien distintos al malvado Pilatos. Sobre cuyas consideraciones y veredictos finales sólo pesen los conceptos de Verdad y Justicia y no las presiones e intereses de nadie.
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Aquella, su cobardía, fue la causa que le impidió a este nefasto sujeto lo que su obligación moral por su condición de juez le exigía. Que era, simplemente, impartir JUSTICIA, es decir, si inocente, INOCENTE, y si culpable, condena ejemplar. Y no me extiendo más por hoy, deseando, eso sí, que este juicio, que comienza hoy aquí en España, en el que se juzgará a unos que se dice fueron los autores de los brutales atentados cometidos en Madrid, el 11 de marzo del 2004, tenga jueces bien distintos al malvado Pilatos. Sobre cuyas consideraciones y veredictos finales sólo pesen los conceptos de Verdad y Justicia y no las presiones e intereses de nadie.
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12 de marzo de 2014: Ayer se conmemoró el décimo aniversario del brutal
atentado cometido en Madrid el 11 de marzo de 2004 que dejó 192 personas
muertas y a otras muchas más, graves
secuelas físicas y psíquicas. Entre estas últimas una joven, Laura Vega García,
en estado vegetativo. También
han pasado siete años del inicio del que pudo ser el juicio más trascendental de
nuestra reciente historia. Pero, no lo fue, a tenor de las numerosas incógnitas
que quedaron sin resolver, así como las “chapuzas” policiales y procesales, puestas en evidencia durante el juicio, porque- desgraciadamente - en los magistrados
que intervinieron, desde el juez instructor, fiscal, y magistrados de la
Audiencia, al igual que en Pilatos, primó el miedo a las consecuencias personales que no su
obligación moral, de ser instrumentos de la Justicia en mayúscula, la que
dimana del Derecho Natural o Divino, que da a cada cual su merecido.
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