Voy leyendo los cambios de personas en los cargos adscritos a la administración pública y en sus aledaños, incluido el Instituto Cervantes, cuyo principal también ha sido renovado. Son los nuevos "hombres fuertes" del actual régimen. Como vulgarmente se dice: "no está quedando títere con cabeza". Me pregunto si el motivo que subyace bajo tanto cambio será la dotación de una mayor competencia y eficacia a la gestión pública o tan sólo una mudanza ramplona de personas, independiente de la profesionalidad demostrada, buen hacer en los cometidos y logros ya obtenidos.
Se están dando muchos de estos cambios, pero los que despiertan más mi atención, por la notoriedad de sus protagonistas, son los de los medios audiovisuales mal llamados públicos. Esas tribunas abiertas al poder político del momento y lugar, sea municipal, autonómico o central y su más eficaz medio de control y manipulación de la opinión pública. En este ámbito, se constatan pocas novedades. Los mismos nombres de siempre; oídos y/o vistos hasta la saciedad, ora en RTVE, ora en Tele 5, ora en Antena3,... En su mayoría conocida y reconocida su afinidad política o, para entendernos mejor, de quién es la mano que les da de comer.
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