viernes, 11 de abril de 2008

Allende, mito y verdad, mayo 31, 2005

No sé cómo iniciar mi comentario de hoy sobre información leída en Minuto Digital en relación a un libro escrito por el profesor chileno Víctor Farías. Este libro revela las opiniones y actitudes “racistas” practicadas por Salvador Allende Gossens para con grupos minoritarios sociales:
"El profesor...revela las opiniones de Salvador Allende sobre las relaciones entre la raza y la delincuencia, expuestas en su tesina de licenciatura en Medicina. También recuerda que en 1939, siendo ministro de Salubridad, presentó en el Consejo de ministros un proyecto de ley para esterilizar a los delincuentes y que cuando fue presidente del país (Chile) rechazó colaborar en la persecución de los criminales de guerra nazis...

No sólo me ha sorprendido conocer este misterio tan bien guardado del archiconocido presidente chileno; sino, mayormente, pensar en cómo se ha ocultado durante tanto tiempo. Y, al parecer, se pretende seguir manteniéndolo en la oscuridad y en el silencio.

Existen dos pruebas irrefutables para demostrar la falsedad o veracidad de Farías: 1) la tesis de la aludida licenciatura; 2) el acta del registro de sesiones de la cámara cuando presentó el proyecto de ley. Esto es lo bueno de archivos y registros, porque con demasiada frecuencia vemos la fragilidad de la memoria colectiva y de sus diagnósticos, ayudada por la vil propaganda manipuladora. De modo que lo hecho por uno que nos cae simpático, o de la misma facción política o ideológica, se oculta y al final es olvidado. Particularmente, a partir de ahora en adelante -en tanto no quede demostrada la falsedad de las afirmaciones vertidas por el profesor Farías, omitiré cualquier juicio favorable al político chileno.

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Este blog es el medio de expresar mis particulares reflexiones e ideas sobre la realidad que me rodea, así como las sugeridas por la lectura de libros y artículos de prensa. No es crítica literaria, no tengo conocimientos para ello. Expongo , tras muchos esfuerzos, lo que mi corazón me dicta. No es mi intención la de ofender ni herir a nadie. Tampoco, pues, me gustaría ser objeto de heridas u ofensas por discrepar con mis particulares opiniones y gustos.