21 de octubre de 2017: En estos momentos cruciales para Cataluña - todavía comunidad (región) española, y quiera
Dios que siga siendo por mucho tiempo una "comunidad"(2)próspera donde imperan
la paz y la concordia entre sus gentes -
acudo de nuevo a este libro para expresar mis sentimientos a través del
comentario de alguno de los pasajes leídos. Esta vez las historias que “resucitaré”
son dos: la titulada “La torre”, y
la de “Los espíritus”, de las que tengo un mayor y también más triste
recuerdo. En una y otra el fondo argumental, considero, es el mismo, pues ambas nos hablan de los perniciosos
efectos del odio engendrado entre las gentes por cuestiones de la diversidad de lengua, de raza, de religión , de nacionalidad, o ideario político. Hostilidad que, en muchas ocasiones, ha sido fomentada de modo maquiavélico con el fin de crear un mal ambiente social, que nos extravía a la par que nos disgrega, y nos lleva a ver al prójimo como un enemigo al que hay que
destruir, acabar con él y con los suyos, no importando el cómo, aunque sea
mintiendo, tergiversando o adulterando la verdad de los hechos, y hasta llegado
el caso, eliminarlo –matarlo- si no físicamente, al menos con la pluma y con la
lengua(tal como sugiere Papini en su “Historia de Cristo”). En suma, se emplea la siembra de odios viscerales capaces de cegar nuestros ojos a las
evidencias más claras y ensordecer nuestros oídos a todo argumento discrepante
e incluso- ¡qué terrible, Señor ! -
a la voz de nuestra propia conciencia;(1) y nos induce a sacar lo más negativo de nuestra vil
naturaleza humana hasta convertirnos en ignominiosos vasos de barro de deshonra, en los que lo animal o irracional se sobrepone sobre la inteligencia o razón, encarnadas en la mítica figura del centauro, tal como nos recuerda Gallegos en su universal obra "Doña Bárbara".
No estoy, reconozco, muy optimista, viendo todo lo que acontece en mi entorno en estos momentos, por ello me quedo con la frase de esperanza de Jorgito, coprotagonista de la historia “Los espíritus”, el hijo menor de los Morini (italianos) que habían perdido tres de sus cuatro hijos varones en la SGM, cuando nos refiere que estando prisionero en Alemania, tras un bombardeo se encontró con una infeliz joven alemana sentada sobre un montón de escombros a los que habían quedado reducidos su casa y su familia, padre-madre y una hermanita. “Todo kaputt” – repetía embobada la muchachita. Y Jorgito, "ante tamaña desolación, su condición de cristiano le hizo hacer la paz por separado con Alemania y contestarle “No, todo no. ¡Dios no está kaputt! " Pido, pues, a Dios me haga siempre ver a mi vecino, a mi amigo, a mi familiar, a mi compañero de trabajo, a mi condiscípulo, etc. con ojos de cristiano , que no cegados por odios cargados de segregación e injusta discriminación.
No estoy, reconozco, muy optimista, viendo todo lo que acontece en mi entorno en estos momentos, por ello me quedo con la frase de esperanza de Jorgito, coprotagonista de la historia “Los espíritus”, el hijo menor de los Morini (italianos) que habían perdido tres de sus cuatro hijos varones en la SGM, cuando nos refiere que estando prisionero en Alemania, tras un bombardeo se encontró con una infeliz joven alemana sentada sobre un montón de escombros a los que habían quedado reducidos su casa y su familia, padre-madre y una hermanita. “Todo kaputt” – repetía embobada la muchachita. Y Jorgito, "ante tamaña desolación, su condición de cristiano le hizo hacer la paz por separado con Alemania y contestarle “No, todo no. ¡Dios no está kaputt! " Pido, pues, a Dios me haga siempre ver a mi vecino, a mi amigo, a mi familiar, a mi compañero de trabajo, a mi condiscípulo, etc. con ojos de cristiano , que no cegados por odios cargados de segregación e injusta discriminación.
oooOOOooo
26 de marzo de 2019: Al escuchar los testimonios de los guardias civiles que declaraban ante el Tribunal Supremo acerca del odio hacia ellos de la multitud agolpada ante la Consellería de Economía el 20 de septiembre de 2017, me hizo recordar estas lecturas de la inmortal obra de Guareschi, Don Camilo.
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(1) Conciencia (kon'θjenθja)
sustantivo femenino
1. psicología conocimiento que el hombre tiene sobre sí mismo, tener conciencia del error cometido
2. irreflexión actitud reflexiva sobre las cosas una conciencia social genera respeto colectivo
3. capacidad de discernir entre lo bueno y lo malo. Tenía conciencia del mal realizado.
con empeño y responsabilidad Hizo su trabajo a conciencia.
con sinceridad y honestidad En conciencia ayudó a la mujer a cruzar la calle.
darse cuenta de algo Tomó conciencia de la gravedad del asunto.
(2) Comunidad :
con empeño y responsabilidad Hizo su trabajo a conciencia.
con sinceridad y honestidad En conciencia ayudó a la mujer a cruzar la calle.
darse cuenta de algo Tomó conciencia de la gravedad del asunto.
(2) Comunidad :
nombre femenino
- 1.Conjunto de personas que viven juntas bajo ciertas reglas o que tienen los mismos intereses.
"una comunidad de propietarios; la comunidad mahometana; el tráfico de drogas es un problema muy grave que afecta a la comunidad internacional" - 2.Grupo social del que forma parte una persona.
"los nuevos datos urbanísticos indican una colaboración mucho más estrecha del pueblo en los asuntos de la comunidad"
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