miércoles, 9 de agosto de 2017

Una lección para toda sociedad del mundo que quiera ser o seguir “libre”.Testamento político de Miguel Angel Quevedo

Testamento político de Miguel Angel Quevedo



4 de agosto de 2017: Guardaba en “Borradores” este artículo titulado “Testamento político de Miguel Ángel Quevedo”, publicado en neoliberalismo.com, en relación a una supuesta carta(3)  que Quevedo(2)dirigió el día antes de su suicidio, en agosto de 1969,a  Ernesto Montaner(1).
Ambos  ejercieron el  periodismo  en la Cuba pre-castrista de los convulsivosaños anteriores a 1959. Quevedo, como propietario editor de un semanario, la revista “Bohemia”, de gran ascendente y prestigio  en los planos ideológicos, social y político no sólo en el país antillano, sino en toda América. Y Ernesto Montaner, representante de la intelectualidad cubana, en su calidad de poeta -escritor y periodista.

En repetidas ocasiones he manifestado mi creencia acerca de la perniciosa labor del periodismo que desde treinta o más años se está  llevando a cabo en España, y con mayor fuerza (poder de destrucción) en Cataluña. Un periodismo controlado por grupos de poder  económico-financiero "transnacionales".   Periodismo que  ha olvidado su compromiso de contar, en el  tiempo y en lugar apropiado, la verdad, pura y dura. El qué, quién y cómo en tiempo real, es decir, según acontece.  Ser  y dar testimonios verídicos de la realidad político, económico y social.  Eso aquí,  en Cataluña, en mayor medida que en otros puntos de España, según creo, no se ha dado. El llamado Cuarto Poder nos ha hecho una muy mala jugada. Mala jugada a la cual es achacable, en buena medida, la situación creada en cuanto al estado de DESINFORMACIÓN DE LA  OPINIÓN PÚBLICA CATALANA, porque con su mal hacer ha contribuido a ello, unas veces ocultando, otras tergiversando, y hasta con alevosía y premeditación manifiesta, manipulando  la realidad inmediata. No me detengo a dar ejemplos concretos porque ello lo he ido haciendo en repetidas ocasiones en estos últimos años, desde marzo del 2004, inicios de la andadura de este blog.

Esta negativa consideración es la que me ha inducido a publicar este archivo que guardaba en “Borradores” titulado “Testimonio político de Miguel Ángel Quevedo” (2)que recoge la carta que supuestamente le dirigió  a Ernesto Montaner(1)   desde Caracas(Venezuela) en donde vivía exiliado,  el día  antes de suicidarse.


TESTAMENTO POLITICO DE MIGUEL ANGEL QUEVEDO
Sr. Ernesto Montaner
Miami, Florida
12 de agosto de 1969
Querido Ernesto:
Cuando recibas esta carta ya te habrás enterado por la radio de la noticia de mi muerte. Ya me habré suicidado ¡al fin! sin que nadie pudiera impedírmelo, como me lo impidieron tú y Agustín Alles el 21 de enero de 1965.
Sé que después de muerto llevarán sobre mi tumba montañas de inculpaciones. Que querrán presentarme como "el único culpable" de la desgracia de Cuba. Y no niego mis errores ni mi culpabilidad; lo que sí niego es que fuera "el único culpable". Culpables fuimos todos, en mayor o menor grado de responsabilidad.
Culpables fuimos todos. Los periodistas que llenaban mi mesa de artículos demoledores, arremetiendo contra todos los gobernantes. Buscadores de aplausos que, por satisfacer el morbo infecundo y brutal de la multitud, por sentirse halagados por la aprobación de la plebe. vestían el odioso uniforme que no se quitaban nunca.
No importa quien fuera el presidente. Ni las cosas buenas que estuviese realizando a favor de Cuba. Había que atacarlos, y había que destruirlos. El mismo pueblo que los elegía, pedía a gritos sus cabezas en la plaza pública.
El pueblo también fue culpable. El pueblo que quería a Guiteras. El pueblo que quería a Chibás. El pueblo que aplaudía a Pardo Llada. El pueblo que compraba Bohemia, porque era vocero de ese pueblo. El pueblo que acompañó a Fidel desde Oriente hasta el campamento de Columbia.
Fidel no es más que el resultado del estallido de la demagogia y de la insensatez. Todos contribuimos a crearlo. Y todos, por resentidos, por demagogos, por estúpidos o por malvados, somos culpables de que llegara al poder. Los periodistas que conociendo la hoja de Fidel, su participación en el Bogotazo Comunista, el asesinato de Manolo Castro y su conducta gansteril en la Universidad de la Habana, pedíamos una amnistía para él y sus cómplices en el asalto al Cuartel Moncada, cuando se encontraba en prisión.
 Fue culpable el Congreso que aprobó la Ley de Amnistía. Los comentaristas de radio y televisión que la colmaron de elogios. Y la chusma que la aplaudió delirantemente en las graderías del Congreso de la República.
Bohemia no era más que un eco de la calle. Aquella calle contaminada por el odio que aplaudió a Bohemia cuando inventó "los veinte mil muertos". Invención diabólica del dipsómano Enriquito de la Osa, que sabía que Bohemia era un eco de la calle, pero que también la calle se hacía eco de lo que publicaba Bohemia.
Fueron culpables los millonarios que llenaron de dinero a Fidel para que derribara al régimen. Los miles de traidores que se vendieron al barbudo criminal. Y los que se ocuparon más del contrabando y del robo que de las acciones de la Sierra Maestra. Fueron culpables los curas de sotanas rojas que mandaban a los jóvenes para la Sierra a servir a Castro y sus guerrilleros. Y el clero, oficialmente, que respaldaba a la revolución comunista con aquellas pastorales encendidas, conminando al Gobierno a entregar el poder.
Fue culpable Estados Unidos de América, que incautó las armas destinadas a las fuerzas armadas de Cuba en su lucha contra los guerrilleros.
fue culpable el State Department, que respaldó la conjura internacional dirigida por los comunistas para adueñarse de Cuba.
Fueron culpables el Gobierno y su oposición, cuando el diálogo cívico, por no ceder y llegar a un acuerdo decoroso, pacífico y patriótico. Los infiltrados por Fidel en aquella gestión para sabotearla y hacerla fracasar como lo hicieron.

Fueron culpables los políticos abstencionistas, que cerraron las puertas a todos los cambios electoralistas. Y los periódicos que como Bohemia, le hicieron el juego a los abstencionistas, negándose a publicar nadarelacionado con aquellas elecciones.
Todos fuimos culpables. Todos. Por acción u omisión. Viejos y jóvenes.Ricos y pobres. Blancos y negros. Honrados y ladrones. Virtuosos y pecadores. Claro, que nos faltaba por aprender la lección increíble y amarga: que los más "virtuosos" y los más "honrados" eran los pobres.
Muero asqueado. Solo. Proscrito. Desterrado. Y traicionado y abandonado por amigos a quienes brindé generosamente mi apoyo moral y económico en días muy difíciles. Como Rómulo Betancourt, Figueres, Muñoz Marín.. Los titanes de esa "Izquierda Democrática" que tan poco tiene de "democrática" y tanto de "izquierda".
Todos deshumanizados y fríos me abandonaron en la caída. Cuando se convencieron de que yo era anticomunista, me demostraron que ellos eran antiquevedistas. Son los presuntos fundadores del Tercer Mundo. El mundo de Mao Tse Tung.
Ojalá mi muerte sea fecunda. Y obligue a la meditación. Para que los que pueden aprendan la lección. Y los periódicos y los periodistas no vuelvan a decir jamás lo que las turbas incultas y desenfrenadas quieran que ellos digan. Para que la prensa no sea más un eco de la calle, sino un faro de orientación para esa propia calle. Para que los millonarios no den más sus dineros a quienes después los despojan de todo. Para que los anunciantes no llenen de poderío con sus anuncios a publicaciones tendenciosas, sembradoras de odio y de infamia, capaces de destruir hasta la integridad física y moral de una nación, o de un destierro. Y para que el pueblo recapacite y repudie esos voceros de odio, cuyas frutas hemos visto que no podían ser más amargas.
Fuimos un pueblo cegado por el odio. Y todos éramos víctimas de esa ceguera.
Nuestros pecados pesaron más que nuestras virtudes. Nos olvidamos de Nuñez de Arce cuando dijo: "Cuando un pueblo olvida sus virtudes, lleva en sus propios vicios su tirano".
Adiós. Éste es mi último adiós. Y dile a todos mis compatriotas que yo perdono con los brazos en cruz sobre mi pecho, para que me perdonen todo el mal que he hecho.
Miguel Ángel Quevedo

Seguidamente detallo  distintos enlaces que recogen la información leída sobre esta cuestión:
http://neoliberalismo.com/quevedo.htm    Testamento político de Miguel Ángel Quevedo

______

(1)    Ernesto Montaner, poeta y periodista cubano, padre de Carlos Alberto Montaner.
(2) Miguel Ángel  Quevedo, propietario y director del prestigioso semanario “Bohemia”.
“Miguel Ángel Quevedo, propietario y director de la revista semanal Bohemia, fue una figura con amplia participación en los cambios políticos cubanos antes de la llegada de Fidel Castro al poder. Bajo el lema de “La revista que siempre dice la verdad” Bohemia fue fundada en 1908 convirtiéndose en la publicación periodística de mayor renombre, leída en todo el continente americano y considerada la más popular de Cuba hasta asumir el poder de Fidel Castro.
Con Bohemia colaboraron destacados intelectuales y políticos de la época. A ella dieron sus colaboraciones figuras como Fernando Ortiz, Eduardo Chibás, René Méndez Capote, Ramón Grau San Martín, Gustavo Robreño, Herminio Portell Vilá, Gustavo G. Sterling, y tantos otros que la prestigiaron con sus colaboraciones.
Miguel Ángel Quevedo logró salir de Cuba después del triunfo de la revolución con un horrible sentimiento por haber apoyado al castrismo y ver desmoronarse su revista.”
(3) Digo supuestamente porque la casualidad me llevó a la entrada del blog de la periodista cubana Nancy Pérez Crespo, titulada “Hablando de cartas”, 26.01.2015, en la que reivindica que el texto atribuible a Quevedo no lo es, tal como lo afirman la hermana de Quevedo y las viudas de los periodistas Guayo y Castañeda, periodistas y exiliados como aquél.  Recomiendo la lectura íntegra de la citada entrada, de la que he seleccionado algunos párrafos que a continuación detallo, mediante el recurso del copio y pego, tantas veces por mí empleado.

La revista Bohemia fue fundada en 1908 por el padre de Miguel Ángel que la heredó en 1927. Bajo su tutela convirtió a Bohemia en el semanario ilustrado de mayor circulación en Cuba y en Ibero-América hasta 1960 que fue robada por el régimen de Castro.
Fue una publicación tan popular que muchas veces su tirada habitual de 200 mil ejemplares aumentaba al medio millo y hasta un millón de ejemplares.(…)»Bohemia fue la publicación periódica que más influyó en el vuelco de la opinión pública que a fines de 1958 dio al traste de golpe y porrazo con la dictadura y, de paso, con la democracia que Quevedo pretendía defender frente a aquella. Sus sensacionales reportajes con secuencias fotográficas de cadáveres acribillados y cuerpos torturados contribuyeron a inclinar la balanza a favor de la oposición armada. Tras el triunfo rebelde en enero del 59, retroalimentado por la euforia popular, Quevedo rompe definitivamente el tradicional equilibrio del semanario para emplearse a fondo, de buena fe, en la tarea publicitaria de tejer la leyenda negra del batistato, olvidando la del Movimiento 26 de Julio (M-26-07), cuyos secuestros y atentados terroristas habían sido censurados por Bohemia: en una sola noche los ‘comandos de acción y sabotaje’, que empleaban también adolescentes».
Se atribuye a Quevedo el invento de la infame cifra de los «20 mil muertos» que Bohemia publicó había asesinado la dictadura de Batista. Años después se pudo comprobar, por diferentes fuentes, que no llegaron ni a cuatro mil contando los muertos de ambos lado del conflicto.”




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