“Este jueves por la mañana usted habló durante la misa de la libertad religiosa como derecho humano fundamental. Pero en el respeto de las diversas religiones, ¿hasta qué punto se puede llegar en la libertad de expresión, que es también un derecho humano fundamental?”. La cuestión se refería claramente a los atentados sucedidos en Francia, y el Papa así lo entendió: “Creo que los dos son derechos humanos fundamentales, tanto la libertad religiosa como la libertad de expresión… Usted es francés, vayamos a [lo de] París, ¡hablemos claro!”.
Y, después de repetir que “cada uno tiene el derecho de practicar la propia religión” y que “matar en nombre de Dios es una aberración”, el Papa acompañó con gestos muy expresivos la siguiente declaración: “En cuanto a la libertad de expresión: cada persona no solo tiene la libertad, sino la obligación de decir lo que piensa para apoyar el bien común (…) Pero sin ofender, porque es cierto que no se puede reaccionar con violencia, pero si el doctor Gasbarri [organizador de los viajes papales], que es un gran amigo, dice una grosería contra mi mamá, le espera un puñetazo. No se puede provocar, no se puede insultar la fe de los demás (...) Hay mucha gente que habla mal, que se burla de la religión de los demás. Estas personas provocan y puede suceder lo que le sucedería al doctor Gasbarri si dijera algo contra mi mamá. Hay un límite, cada religión tiene dignidad, cada religión que respete la vida humana, la persona humana… Yo no puedo burlarme de ella. Y este es límite. Puse este ejemplo del límite para decir que en la libertad de expresión hay límites como en el ejemplo de mi mamá”...
El artículo firmado por Pablo Ordaz termina con la siguiente afirmación:
"Nunca se había visto a Jorge Mario Bergoglio, ni en sus gestos ni en sus mensajes, tan cercano al ojo por ojo."
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La lectura de la información publicada en elpais.com, firmada por el corresponsal de dicho medio en Roma ha llamado mi atención por entenderla manipuladora, especialmente, en su final, en el textualmente ya citado "Nunca se había visto a Jorge Mario Bergoglio, ni en sus gestos ni en sus mensajes, tan cercano al ojo por ojo"; expresión que alude a la venganza inmisericorde practicada en remotos tiempos y conocida por Ley del Talión. Cuando está claro, bueno para mí está claro, que lo único que pretendía el Papa era llamar la atención respecto al transcendental hecho para la convivencia humana de respetar las ideas y las creencias religiosas de los demás, y más aún si estas ideas y creencias son respetuosas con el ser humano. Porque no se debe olvidar, nunca, jamás, que el ámbito de nuestros derechos, incluido el de expresión, termina, linda, es colindante, con los derechos de los demás. No tergiversemos, pues, el término de libertad de expresión con el que podamos decir lo que queramos, falsear, ridiculizar o incluso insultar al prójimo.
Particularmente, el empleo de la expresión del "ojo por ojo" por parte del firmante del artículo, Pablo Ordaz, me recordó a otro ¿periodista? Suso de Toro, que entonces escribía para La Vanguardia, en su Magazine Semanal, que utilizó similar mensaje de fondo en su artículo "Le tocará a alguien", para responsabilizar a las pobres víctimas de ETA de los posibles venideros crímenes que la organización criminal perpetrase. Tan infamante práctica periodística ya la comenté, comentario antiguo al que me remito.
(*)'Justicia, f. Virtud que inclina a dar a cada uno lo que le pertenece//Derecho, razón. Equidad//Lo que debe hacerse según derecho o razón.//Poder judicial//Una de las cuatro virtudes cardinales.'
(**)'Venganza, f. Satisfacción o desquite que se toma de un agravio.'
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