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3 de julio de 2013 La información de actualidad acerca de dos asuntos en torno
a los dos principales partidos políticos, PSOE y PP, de este país llamado
España me ha traído a la memoria esta novelita de Ferrán Caballero, “Más largo
es el tiempo que la fortuna”, leída hace poco, cuyo protagonista es un mal sujeto,
muy ambiciosillo él, y al que parece que la fortuna le sonríe siempre, porque
de su inicial condición de ayudante de barbero pobre, o sea, sin recursos, luego,
tras haber cometido un grave delito cuya
autoría permanece oculta, lo vemos
convertido en un personaje influyente y muy estimado en su nuevo entorno
social. Entorno social- hay que decirlo también - que sólo mira lo presente y
no se hace preguntas críticas sobre los
orígenes ni las circunstancias del pasado del mismo. En la novela, su autora
Cecilia Böhl de Faber, en su afán de dar
un sentido edificante a su libro, es decir, enseñar que quien obra mal, mal
acaba, dará al tunante merecido final después de haberle desenmascarado e identificado como autor real de un cruel
delito por el cual, además, fue condenado un inocente.
Después de
esta síntesis argumental debo decir que los casos conocidos como “ los Eres de Andalucía “ y
“ Bárcenas”, del POSE y
del PP, respectivamente, son los que me han
hecho recordar la novelita. Porque en ambos se da la coincidencia de ser
asuntos viejos, cuyos protagonistas, hoy, son conocidos e influyentes personajes que – como en la novela – pueden hacer
recaer la condena judicial sobre cualquier
inocente desgraciado sin fortuna ni influencias, e incluso, llegado el caso de
que afloren las pruebas del delito, escapar de la justicia humana, gracias a la
ayuda, mediante el oportuno aviso, de alguno de otros más influyentes que él, que
aunque no estén involucrados temen las consecuencias del escándalo sobre sí
mismos o de sus familias.
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3 de junio de 2016: He suprimido el último párrafo de mi añadido de fecha 3.7.2013, por entender que el símil que realizaba no se correspondía, en primer lugar y básicamente porque la labor de un juez cualquiera es la de arbitrar justicia en función de las pruebas. Mientras que el personaje de la novelita era un simple, un muy sencillo ciudadano de a pie.
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