Tengo
unos cuantos libros para comentar. Algunos fueron leídos en 2008. Pienso que he
destinado, en estos cuatro o cinco últimos años, demasiado tiempo a lo cotidiano
de la cuestión pública de este país en el que vivo, llamado España. Esta vieja nación de Europa que, en corto tiempo, está pasando de la estabilidad
y confort de sus gentes a una situación de continua zozobra. Contexto en el que
“unos”, ajenos, según apariencias, a nosotros mismos y,
desde luego, muy distantes al bien común general, están actuando
muy eficazmente. Quienes, los muy taimados, escondidos entre los entramados económico-financieros que
gobiernan el mundo, y por tanto, de muy difícil identificación y
conocimiento de sus verdaderas caras y nacionalidades concretas, se han
empeñado – desconozco el por qué- en hundir a España en una enorme fosa
de penurias de toda índole, desde económicas a las morales. En este
sentido, el moral, llevan mucho tiempo trabajando con, según creo, muy buenos
resultados.
Agujero
negro ahondado, especial y muy
rápidamente en estos últimos años, por los desafueros continuos de los
que nos han gobernado desde las distintas administraciones públicas (central,
autonómica y local, que en todas- desgraciadamente- se han dado expresivas muestras). A través de unos dirigentes públicos,
según han demostrado, al menos a todo el que no ha cerrado oídos y ojos, que
obraban exclusivamente guiados por un espíritu ruin de ganancia personal fácil
y salvaje lucro. Me reitero en que los ejemplos los tenemos en todos los
ámbitos de la administración pública, y en todos los colores y facciones
políticas (nacionales, nacionalistas, izquierdas, derechas, grandes,
pequeñas...).
------
Mentiras,
tergiversación, ocultación o revestimiento de la realidad, infracciones y corrupciones,
en fin, muy generalizadas. Mientras escribo, no me viene a la cabeza institución
española, digna de ser exceptuada. ¡…se han corrompido
todos! ¡Cuán difícil es, opino, la labor de los que nos
están ahora gobernando! Labor con poca probabilidad de éxito, creo, si no es
acompañada de una regeneración social apoyada en una limpieza profunda de nuestra mal llamada administración de
justicia. Administración de Justicia
en la que los hechos , a todo lo largo del país y durante estos más de treinta
años transcurridos desde la muerte de Franco, nos dan evidencia, una y otra
vez, con contadas excepciones, de lo que
impera es la doble vara de medir;
con decisiones y fallos cargados de
indulgente comprensión para el villano vil, para los crueles asesinos incluidos
los terroristas, y para los defraudadores y estafadores multimillonarios,
mientras se extrema el rigor en los fallos y condenas para con el
común ciudadano. Sentencias y fallos, en suma, formuladas al amparo de códigos
y disposiciones, en ocasiones ad hoc, que muchas veces chocan con los más elementales
principios de equidad y del sentido
común, aquel que viene del derecho
natural y que debería regir las relaciones humanas. Principios y normas
marcados por Dios en el corazón de toda criatura humana, sin distinción alguna.
Continuaré mañana,
o en otro rato, con estas mis pesarosas reflexiones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario