martes, 14 de agosto de 2012

Disistiendo de...(2) (La credibilidad de los medios)



Con el fin de continuar expresando  mis personales percepciones sobre la situación actual , hoy hablaré de los medios de comunicación y de su muy especial contribución a todo este tinglado de fenomenal confusión que, sin duda,   forman la llamada información y los comentarios sobre la actualidad nacional. ¡Cuántas veces me ha venido a la memoria el mordaz Papini y sus duros y contundentes alegatos sobre los que matan con la palabra! Y a quienes, quizá, se les puede atribuir buena parte de   la crítica situación en que nos hallamos.  Porque la prensa española, o quizá sea más correcto decir los medios de comunicación,(*) concentrados en pocas manos (grupo Prisa, Planeta, Godó, Zeta, Vocento, Cope(Popular Radio)...)han desplegado su acción y poder como instrumento personal al servicio de entes concretos a cuyos intereses han obrado (y obran) subordinados. En ocasiones callando, es decir, no informando con fidelidad los hechos acontecidos en el momento en que ocurrieron. En este punto tenemos como más inmediato y buen ejemplo, el llamado caso Urdangarin. Sobre el cual, antes,(2003-2009) se extendió el manto del silencio y opacidad más absoluto, y luego, después,( a partir septiembre del 2011), aún desconozco el por qué, centro de la diana informativa y, especialmente, de aquella más amarilla y procaz. Sus protagonistas pasaron de ser tema tabú a recurso morboso para atraer audiencia.

 Seguiré en otro rato.
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(*) Recomiendo la lectura íntegra de sendos  artículos  aquí enlazados” ¿Quién está detrás de los medios de comunicación en España? Infografía “publicado por elblogsalmón, y “Los dueños de la información” (I y II) publicado por  lamirada del mendigo

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Este blog es el medio de expresar mis particulares reflexiones e ideas sobre la realidad que me rodea, así como las sugeridas por la lectura de libros y artículos de prensa. No es crítica literaria, no tengo conocimientos para ello. Expongo , tras muchos esfuerzos, lo que mi corazón me dicta. No es mi intención la de ofender ni herir a nadie. Tampoco, pues, me gustaría ser objeto de heridas u ofensas por discrepar con mis particulares opiniones y gustos.