Estuve leyendo en Yahoo y 20Minutos información sobre el debate parlamentario sobre la reforma del estatut para Cataluña. Yahoo Noticias se limitó a dar las argumentaciones de sus partidarios, tales como Mas, de Madre, Carod, Rodríguez, Omnium Cultural, etc. La de 20Minutos me pareció más completa pues facilitaba la totalidad de los discursos de todos los que intervinieron en el pleno. En este último medio, me entretuve con la lectura de los 114 comentarios de los lectores, incluidos al final de la noticia. Comentarios, con pocas excepciones, en los que priman la chabacanería, las palabras groseras e insultos a la ideología y/o personas del partido contrario al propio, acompañadas por las eternas alusiones a los tópicos de facha o progresista, así como al manido recurso dialéctico cuando no se tienen otras razones del “tú, o los tuyos también, y/o más”. En definitiva, demostraciones de la falta de argumentos convincentes de los unos y de los otros. A este respecto, me cuestiono sobre qué podemos esperar y dar los de a pie, si las señorías parlamentarias emplean similares modos y escasos recursos. De lo cual tenemos excelente demostración en la sesión parlamentaria de ayer.
El debate fue destinado a dirimir sobre la cuestión de si el Parlamento , la Cámara baja, los representantes del Pueblo soberano, admitía a trámite el proyecto de reforma del estatuto para Cataluña. Lo cual implicaba determinar previamente si los reglamentos desarrollados en él cumplían o no, las premisas de la Constitución vigente y, por tanto, ser ámbito de competencia del Congreso. Sin embargo, salvo dos de los oradores, todos los demás hablaron mucho de otras muchas cosas; principalmente del PP y su antecesora Alianza Popular, de Aznar, de Rajoy, de la Iglesia Católica, del Evangelio de Cristo, incluídas citas de sus pasajes, también dieron a los obispos españoles recomendaciones y peticiones de silenciar incómodas voces de COPE, de la Guerra de Irak, del Prestige, del 11 de marzo, de la Inquisición (*) , más numerosas alusiones y memoria de personajes y hechos históricos de hace setenta y hasta cien años. En fin .....bla, bla, bla. ¡Qué pérdida de tiempo! No hubo aclaraciones, ni exposición o explicación del proyecto en sí. Solamente discursos y consignas políticas. Las dos excepciones citadas fueron Mariano Rajoy, del Partido Popular, grupo parlamentario que representa en aquella Cámara al cuarenta y dos por ciento de los que votaron, quien expuso las razones que le impulsaban a defender que este proyecto encubría una reforma constitucional y por tanto el Congreso de Diputados no era competente. Y Joan Herrera, el cual explicó clara y reiteradamente del carácter de estado confederado al que conduce el proyecto de estatuto planteado y también su carácter favorecedor de una próxima forma republicana de gobierno.
El debate fue destinado a dirimir sobre la cuestión de si el Parlamento , la Cámara baja, los representantes del Pueblo soberano, admitía a trámite el proyecto de reforma del estatuto para Cataluña. Lo cual implicaba determinar previamente si los reglamentos desarrollados en él cumplían o no, las premisas de la Constitución vigente y, por tanto, ser ámbito de competencia del Congreso. Sin embargo, salvo dos de los oradores, todos los demás hablaron mucho de otras muchas cosas; principalmente del PP y su antecesora Alianza Popular, de Aznar, de Rajoy, de la Iglesia Católica, del Evangelio de Cristo, incluídas citas de sus pasajes, también dieron a los obispos españoles recomendaciones y peticiones de silenciar incómodas voces de COPE, de la Guerra de Irak, del Prestige, del 11 de marzo, de la Inquisición (*) , más numerosas alusiones y memoria de personajes y hechos históricos de hace setenta y hasta cien años. En fin .....bla, bla, bla. ¡Qué pérdida de tiempo! No hubo aclaraciones, ni exposición o explicación del proyecto en sí. Solamente discursos y consignas políticas. Las dos excepciones citadas fueron Mariano Rajoy, del Partido Popular, grupo parlamentario que representa en aquella Cámara al cuarenta y dos por ciento de los que votaron, quien expuso las razones que le impulsaban a defender que este proyecto encubría una reforma constitucional y por tanto el Congreso de Diputados no era competente. Y Joan Herrera, el cual explicó clara y reiteradamente del carácter de estado confederado al que conduce el proyecto de estatuto planteado y también su carácter favorecedor de una próxima forma republicana de gobierno.
En suma, para mí, el debate de ayer fue una triste y grotesca personificación teatral que bien podía ser titulada "Los fieles ciento noventa y siete difuntos ". En alusión a esos ciento noventa y siete “parlamentarios” que fueron fieles a su facción pero, acaso, infieles a su compromiso de representantes del pueblo.
_______
(*) La época histórica en que se situó la Inquisición no era correcta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario