No considero justo pasar página del libro "El sastre de Panamá", sin el más pequeño comentario acerca de Osnard, personaje singular y eje crucial de la trama argumental de la novela, representa al oportunista audaz y adulador avezado, que, último del escalafón o recién llegado en una actividad o empresa, con sus hábiles artimañas y “peloteos” escandalosos, en poco tiempo, escala a un alto puesto en la empresa, muy cercano, pues, a los máximos mandatarios del negocio.
Esta figura de ficción trasladada a la inmediata realidad, el Osnard de turno, suele ser un muy avispado sujeto, sin dosis alguna de principios ni moral profesional. Esta característica personal, sin embargo, es por la que se le contrata. Dicho más claro, cuando los de recursos humanos le seleccionaron( lo escogieron entre muchos) fue por la evidente falta de escrúpulos morales y profesionales demostradas en las pruebas y entrevistas de selección para ingresar en la corporación empresarial. Falta de escrúpulos usualmente acompañada de una gruesa mochila espléndidamente dotada de intereses personales y ambición ilimitada.
Otra cualidad que le añadirá méritos será su sagacidad para conocer a sus congéneres, conquistarlos y dominarles.(Creo que le llaman "liderazgo").
A estos "ejemplares", los Osnard( los hay de ambos sexos) se les encomiendan los "trabajos sucios" y suelen tener campo abonado para darse y crecer en el ámbito político, las altas finanzas y grandes corporaciones empresariales. Principalmente en aquellos entramados en los cuales se entremezclan los intereses de estos tres estamentos.
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