martes, 8 de julio de 2008

Asalto al poder – Segunda Parte (Directivos ),enero 2005

Esto del BBVA /Ser/SyV da para mucho. Hoy comentaré acerca de los altos directivos y su importancia capital en todo este entramado de ambiciones personales y de poder. Que es lo que se evidencia está detrás del asunto, antes y ahora también. Tipo humano que aquí en España, de un tiempo para acá, viene dándose y proliferando, en las grandes corporaciones, tanto públicas como privadas y cuyas trayectorias profesionales tienen los siguientes rasgos comunes:
- Salidos de la nada. Hace unos veinte años eran del montón; totalmente desconocidos. Para su pesar , ostentan apellidos corrientes.
- Hacen un “carrerón” rápido dentro de la organización o empresa a base de arrimarse al buen árbol, bajo cuya sombra se cobijan hasta que encuentran otro mejor. Así suben y suben. - Usualmente son mediocres; pero su ambición es de grado superior.
- Su lema, oportunismo y especulación sin reglas ni límites.
- Flexibilidad de ideas y de moral . No tienen Dios, ni patria, ni familia. Su único ideal es la ascensión económica y social. Los códigos de ética y conducta son meros contenidos del cuadro expuesto en lugar visible en la pared del despacho. Sólo eso.
- Incondicionales y dispuestos con los de más arriba. Pero exigentes y sordos para con los de más abajo.
- Alcanzada ya una posición superior, suelen animarse de cierta egolatría y rodearse de una corte de incondicionales. La mayoría de éstos aun más mediocres que él mismo, pero con igual falta de prejuicios y de ética.
- Desconocen el término “fidelidad”. Así pues, con estas virtudes que adornan a muchos de estos elementos, no es de extrañar las maniobras y negocios que puedan tramar con tal de alcanzar su fin, el que sea, el que se hayan fijado.

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Este blog es el medio de expresar mis particulares reflexiones e ideas sobre la realidad que me rodea, así como las sugeridas por la lectura de libros y artículos de prensa. No es crítica literaria, no tengo conocimientos para ello. Expongo , tras muchos esfuerzos, lo que mi corazón me dicta. No es mi intención la de ofender ni herir a nadie. Tampoco, pues, me gustaría ser objeto de heridas u ofensas por discrepar con mis particulares opiniones y gustos.