Las lecturas de libros o artículos de prensa pendientes de comentar se me acumulan. Pero hoy quiero hablar de lo que no estoy leyendo acerca de la catástrofe en el entorno natural, producida por la quema de hectáreas de montes y bosques que, en estas últimas semanas, especialmente, en su parte más occidental, asolan a la península ibérica.
En primer lugar, me llamó la atención la aparente poca dimensión que se daba a los incendios que asolaban a Portugal. Citados- si lo eran- muy por encima, casi como si ocurriese en el otro lado del mundo; cuando Portugal es un país fronterizo, con montes y bosques comunes, del cual nos separan sólo líneas ficticias de demarcación. Han tenido que producirse numerosos incendios en Galicia, algunos aun sin apagar, para que se aborde con mayor énfasis la gravedad y magnitud de lo que está ocurriendo en Portugal. Panorama (el de Portugal) que, curiosamente, es ofrecido, siempre, antes de pasar las imágenes e información de lo que está aconteciendo en la misma zona de la península, pero a este lado de la línea fronteriza, es decir, en España.Machaconamente se repite que la mayoría de los incendios son provocados. Que son pirómanos que, en muchas ocasiones, trabajan, colaboran o están ocupados en las presuntas faenas de extinción, seguidas de estadísticas comparativas con otros años de las hectáreas quemadas. Y... ¡ya está! Ahí queda todo. De Portugal he leído(*) que en los últimos cinco años llevan quemadas un cuarto de la masa forestal de aquel país. De aquí, no lo sé. Pero pienso que también mucho bosque y monte está ardiendo este aciago, en este sentido, 2005. Y que sería interesante saber su distribución por comunidades. O sea, si, por ejemplo, se ha quemado más bosque en Valencia que en Zamora o que en Teruel.Desconozco si existen estadísticas y estudios serios que nos den datos comparativos interregionales (de las diecisiete comunidades españolas) de la distribución de la riqueza forestal, de su mantenimiento, crecimiento y evolución en estos últimos cinco años. Estudios y datos de cuyas comparaciones se pudieran inferir prácticas, medidas y soluciones efectivas, empleadas ya por algunas de las comunidades con mayor experiencia y conocimiento en esta materia. Que posibiliten políticas comunes de prevención de incendios.
En primer lugar, me llamó la atención la aparente poca dimensión que se daba a los incendios que asolaban a Portugal. Citados- si lo eran- muy por encima, casi como si ocurriese en el otro lado del mundo; cuando Portugal es un país fronterizo, con montes y bosques comunes, del cual nos separan sólo líneas ficticias de demarcación. Han tenido que producirse numerosos incendios en Galicia, algunos aun sin apagar, para que se aborde con mayor énfasis la gravedad y magnitud de lo que está ocurriendo en Portugal. Panorama (el de Portugal) que, curiosamente, es ofrecido, siempre, antes de pasar las imágenes e información de lo que está aconteciendo en la misma zona de la península, pero a este lado de la línea fronteriza, es decir, en España.Machaconamente se repite que la mayoría de los incendios son provocados. Que son pirómanos que, en muchas ocasiones, trabajan, colaboran o están ocupados en las presuntas faenas de extinción, seguidas de estadísticas comparativas con otros años de las hectáreas quemadas. Y... ¡ya está! Ahí queda todo. De Portugal he leído(*) que en los últimos cinco años llevan quemadas un cuarto de la masa forestal de aquel país. De aquí, no lo sé. Pero pienso que también mucho bosque y monte está ardiendo este aciago, en este sentido, 2005. Y que sería interesante saber su distribución por comunidades. O sea, si, por ejemplo, se ha quemado más bosque en Valencia que en Zamora o que en Teruel.Desconozco si existen estadísticas y estudios serios que nos den datos comparativos interregionales (de las diecisiete comunidades españolas) de la distribución de la riqueza forestal, de su mantenimiento, crecimiento y evolución en estos últimos cinco años. Estudios y datos de cuyas comparaciones se pudieran inferir prácticas, medidas y soluciones efectivas, empleadas ya por algunas de las comunidades con mayor experiencia y conocimiento en esta materia. Que posibiliten políticas comunes de prevención de incendios.
Tampoco sé si en la UE existe una comisión específica que se ocupe y trate del tema de la riqueza común de los bosques y montes enclavados en la zona geográfica de los veinticinco y de su protección, mantenimiento y fomento. Supongo que sí la habrá y también regulaciones comunitarias concretas.
También pienso que la administración pública, específicamente el Ministerio de Educación podría muy bien colaborar con los de Agricultura y Medio Ambiente, con la formación y enseñanza obligatoria y práctica de medidas medioambientales de protección del bosque, plantación de árboles, conocimiento de las especies autóctonas, limpieza, mantenimiento, etc... Así como de las medidas y maneras de protección personal y de las viviendas para el caso de un incendio forestal.
Y otra de las cosas que echo en falta es saber de los que ayer(el mes pasado, hace un año, dos, etc.) fueron afectados o víctimas de alguno de los incendios forestales declarados.¿ Qué ha sido de ellos?, ¿cómo han solventado los problemas de vivienda?,¿ cómo les afectó a su situación patrimonial y si han recibido ayudas y subvenciones suficientes y compensatorias?, ... De existir y poder ser mostrada una positiva respuesta a todas o a la mayoría de estas cuestiones, serviría, sin duda, de algún consuelo para los que hoy o más adelante se vieran , Dios no lo quiera, en similares o parecidas circunstancias. Pero, me temo que, del mismo modo que han desaparecido de la actualidad informativa y pasado al limbo donde duermen tantas causas olvidadas, también lo hayan sido sus necesidades y legítimas reivindicaciones.
Paara terminar, querría saber acerca de la situación presente, de ahora, después de uno, dos, tres años... de los otrora bosques y montes quemados. Conocer si se va llevando la esperada repoblación forestal o, por el contrario, se han quedado allí como muestras inequívocas de la desidia del ser humano con su entorno natural.
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(*) Reproduzco alguna de la información leída:
Los dos últimos años, se han caracterizado, en ambos países, por haber registrado algunos de los veranos más negros en lo que a incendios forestales se refiere. En el caso de Portugal, el verano de 2003, se alcanzó las 440.000 hectáreas (ha) quemadas. En el caso de España, el año 2003 (133.000 ha quemadas) fue el segundo peor año del último decenio después de 1994 (395.000 ha). El año 2004 arrasó 115.600 ha en España, la mayoría en Galicia y Andalucía, y 109.000 ha en Portugal. Se da la circunstancia, de que aunque, tanto en España como en Portugal se ha incrementado el presupuesto de lucha contra incendios, el número de incendios se ha disparado llegando a superar los 20.000 siniestros anuales. Según un extenso informe del parlamento portugués, Portugal es el único país europeo que ha visto incrementada linealmente su superficie quemada año tras año desde 1990 (sin contar la excepcional situación de 2003). Esto demuestra que algo falla en la actual política contra incendios.
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(*) Reproduzco alguna de la información leída:
Los dos últimos años, se han caracterizado, en ambos países, por haber registrado algunos de los veranos más negros en lo que a incendios forestales se refiere. En el caso de Portugal, el verano de 2003, se alcanzó las 440.000 hectáreas (ha) quemadas. En el caso de España, el año 2003 (133.000 ha quemadas) fue el segundo peor año del último decenio después de 1994 (395.000 ha). El año 2004 arrasó 115.600 ha en España, la mayoría en Galicia y Andalucía, y 109.000 ha en Portugal. Se da la circunstancia, de que aunque, tanto en España como en Portugal se ha incrementado el presupuesto de lucha contra incendios, el número de incendios se ha disparado llegando a superar los 20.000 siniestros anuales. Según un extenso informe del parlamento portugués, Portugal es el único país europeo que ha visto incrementada linealmente su superficie quemada año tras año desde 1990 (sin contar la excepcional situación de 2003). Esto demuestra que algo falla en la actual política contra incendios.
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