Estoy pensando en la clase de periodismo que abunda en nuestros días en España y muy especialmente aquí, en Cataluña. La labor periodística entiendo debe ceñirse a informar a la opinión pública acerca de los hechos, es decir, a contarnos lo que ocurre y además en el mismo momento o tiempo en que acontece, Pero, desgraciadamente, tengo la casi convicción de que no es así, que nos dan secuencias parciales o, incluso, hábiles montajes siguiendo un guión preconcebido. Se manipula, adultera, obvia y oculta, con alevosía y premeditación, información acerca de situaciones y hechos vitales de nuestra cotidianidad social, económica y política.(1) Y, en su lugar, nos llenan de noticias e información vana, en torno a controversias inútiles sobre personajes y acontecimientos banales. Múltiples son los ejemplos de lo que digo; sólo hay que ver el auge de los espacios de cotilleos con que televisiones, radios y demás nos “deleitan” diariamente. En los que sus protagonistas, o los temas escogidos, son aquellos que se distinguen por sus licencias de todo tipo y transgreden normas y valores de conducta tradicionales y morales imperantes en la sociedad occidental y cristiana. Desconozco si los que ejercen este periodismo son conscientes de la gravedad de su mal hacer, ya que exaltando los vicios y excesos de tales personajes contribuyen a la confusión y al engaño de muchos y también a la corrupción de las costumbres e ideas y, consecuentemente, de las personas.
Hoy he me ha salido, la vena moralista. ¡Adiós!
________
(1) Si bien hay muchos ejemplos, demasiados, tomaré el caso Palau de la Música como muestra de mis argumentaciones. Todavía hoy, finales del 2010, a pesar de su cuantía (Deloitte pudo probar unos 35 millones de euros), los organismos oficiales involucrados ( Ministerio de Cultura, la Generalitat, el Ayuntamiento de Barcelona, así como los diversos estamentos de control de los fondos públicos, tales como el Tribunal de Cuentas, Síndic de Greuges, etc.,), así como "la pasividad" mostrada por la justicia, y salpicar a la casi totalidad de la beatiful people catalana, de derechas y de izquierda, este tema, hasta el presente, ha sido tratado por los medios nacionales de modo marginal. Y aquí, en Cataluña, inicialmente se quiso ignorar. Posteriormente y ante las evidencias que iban surgiendo, se trató de centrar culpas en el entorno exclusivo de los Millet-Montull y mucho se habló de éstos y de pormenores que nada aportaban a la cuestión, salvo buenas dosis de morbo para entretener y desviar a la opinión pública de su trascendental fondo, la amplitud de la corrupción institucional. Se ha tratado de correr un tupido velo sobre el fraude y saqueo que unos pocos, siempre los mismos,los mismos apellidos, las mismas caras(siempre sonrientes, por cierto),escudados tras el Palau realizaron, con total impunidad y desfachatez.
-----------
22 de junio de 2014: Todavía hoy, trascurridos ya cinco años, los muchos responsables siguen impunes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario