He leído sobre la polémica que suscita el nacimiento de una niña como fruto primero del matrimonio del heredero de la Corona. Su propio padre, feliz y emocionado, reconoció sólo su carácter de infanta y que corresponderá al gobierno y a las Cortes la correspondiente modificación en la Constitución, para que dicho bebé hembra pueda crecer y ser educada como legítima sucesora de su padre. Hoy príncipe, mañana, si los políticos no rompen antes el" invento", podría llegar a convertirse en Rey de España.
Sin embargo, parece que, en este país, no hay cosa que suceda que no implique controversias y discrepancias. Y si grande es la creada por lo del nuevo estatuto catalán, lo de la niñita y sus posibilidades actuales, según leyes vigentes, de ser la heredera y sucesora, por su condición de primogénita, no es fácil. Como aquél, el estatuto catalán, su solución está en las mismas manos, el Parlamento Español. El caso es que unas veces porque a los políticos les interesa y les da la gana y otras porque el azar lo ha querido, siempre tenemos discusiones y casi monotemas que nos entretienen y absorben. Que nos impiden ver las cosas como son. Mientras, en la práctica cotidiana, sube el gas. El Ayuntamiento barcelonés multará a los top mantas, a las prostitutas y a sus clientes, y también a los mendigos. En un pueblo de Granada unos okupas se han adueñado de un grupo de viviendas y allí están, mientras los otros permanecen fuera, suplicando que el Estado de Derecho les devuelva lo suyo y les ampare. Y , por citar otro ejemplo , para mí importante, el hecho de la aversión hacia, en general, todo lo catalán, gentes, productos, etc. desatado a raíz de lo del estatuto . Porque, intencionadamente, se han mezclado los conceptos de gobernados y gobernantes.
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