¡Menudo filón de “desinformación” nacional está resultando el ciclón de marras! Para ello sólo hay que sintonizar cualquiera de los telediarios; comprobaremos que buena parte del mismo es dedicado a informar acerca de la devastación y consecuencias múltiples del ciclón Katrina. En un sensacionalista estilo común. Como común e idénticas son las imágenes que machaconamente nos dan. Para, de inmediato, hablar de las consecuencias políticas que la gestión del suceso por parte de las autoridades pueda tener en aquella nación, Estados Unidos de Norteamérica. ¡Cómo si en el patio de mi casa, llamado España, no hubiera cosas tan importantes y más cercanas de qué hablar, de las cuales hacer crítica y exigir responsabilidades a nuestros dirigentes!
Seamos congruentes, infórmennos y preocupémonos por las responsabilidades de la administración socialista dirigida por Rodríguez Zapatero en, por ejemplo, los numerosísimos incendios que han asolado la geografía nacional. Algunos de estos fuegos han tenido consecuencias nefastas como el de Guadalajara, en donde murieron once personas. Ni olvidar tampoco los numerosísimos también habidos en Galicia; y, al presente, hay todavía uno encendido que está acabando con unos bosques únicos, en Canarias. Como en tantas otras ocasiones, nuestros medios de comunicación, salvo contadas excepciones, se alinean sesgadamente, facilitando la información que se entienda más conveniente a los que en ese momento mandan. O, simplemente, a los que sus editores consideran más importantes para sus intereses. Sólo para sus intereses, repito, que nada tienen que ver, por regla general, con el bienestar público en general. Acumulándose los casos y nuevas incógnitas en torno a sucesos públicos como lo del Carmelo, Windsor, Roquetas, Guadalajara, los múltiples incendios provocados o no, la gestión de los recursos y atención en estas situaciones, destino final de todos los damnificados y resolución o soluciones que la Administración les ha dado, si realmente se las dio, claro está, porque una cosa es prometer y otra dar. Y paro, porque para expresar la idea de lo que siento, creo, que es suficiente con lo escrito.
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