jueves, 5 de diciembre de 2013

Esclavos en el siglo XXI

silvialeyendo: Sab, novela original, de Gertrudis Gómez de Avella...:   Antes de rescatar de mi memoria los recuerdos sobre esta lectura, voy a hablar un poco de la autora, una célebre poetisa cuban a que viv...
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5 de diciembre de 2013: 
A continuación transcribo noticia leída el pasado lunes. Noticia espeluznante que nos evidencia una vez más que hoy todavía y aquí, en esta vieja Europa, existe la esclavitud:


   Siete personas han muerto y tres más han resultado heridas en un incendio declarado en un taller textil chino situado en la localidad de Prato, en la Toscana, al norte de Roma. Los servicios de rescate continúan trabajando en el lugar del siniestro, por lo que no se descarta el hallazgo de más cadáveres.


   El incendio se declaró en torno a las 6.30 de la madrugada y rápidamente llenó la nave, de unos 70 por 30 metros, de un espeso humo negro. Finalmente parte de la estructura se derrumbó antes de que sus ocupantes pudieran salir de la misma.

   Cinco de los cuerpos calcinados que fueron recuperados estaban en un habitáculo que al parecer había sido habilitado como dormitorio utilizando cartones a modo de tabiques. Según los medios locales, al menos once trabajadores vivían en el edificio

   Todos los heridos son ciudadanos chinos y dos de ellos se encuentran hospitalizados en estado grave en una unidad de cuidados intensivos del Hospital de Prato debido a la inhalación de humo. En la zona hay numerosos talleres regentados por chinos."

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La lectura de esta noticia y principalmente el escaso, por no decir nulo, eco de ella, me confirma la triste conclusión de Jaume Mallas,  de que nuestra moderna civilización ha muerto. 



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Este blog es el medio de expresar mis particulares reflexiones e ideas sobre la realidad que me rodea, así como las sugeridas por la lectura de libros y artículos de prensa. No es crítica literaria, no tengo conocimientos para ello. Expongo , tras muchos esfuerzos, lo que mi corazón me dicta. No es mi intención la de ofender ni herir a nadie. Tampoco, pues, me gustaría ser objeto de heridas u ofensas por discrepar con mis particulares opiniones y gustos.