Menuda decepción la mía tras la
comparecencia del primer ministro del gobierno de España en el Congreso, después
del
brutal atentado del 30 de diciembre en la T-4 de Madrid, para que, según esperábamos, (al menos yo lo
esperaba) explicara a los ciudadanos de este país qué pasó, o mejor dicho, qué
falló, exponiendo, asimismo, las nuevas medidas para perseguir y luchar contra
la lacra del terrorismo de ETA,
de manera efectiva. Y, finalmente, anunciara la caída de alguna cabeza por los grandes fallos habidos. Para mi particular frustre, no hubo nada
de nada. Me quedé sin saber en qué o quiénes se habían equivocado, ni tampoco he llegado a saber qué es lo que se
piensa hacer o cambiar en la lucha antiterrorista. Me quedó más bien la idea de
que si alguna cabeza debía caer fuera la de alguno de los Populares(¡¿?!).
En resumen, como en tantas otras ocasiones
en lo que va de legislatura, Rodríguez
Zapatero habla de lo que
quiere y centra o más bien “descentra” su discurso a conveniencia. Siempre, eso
sí, y casi exclusivamente, en función de desgastar, al según parece, su único y
mortal enemigo, el partido Popular. Principalmente a sus dirigentes: el actual (Rajoy), el inmediatamente
anterior (el terrible Aznar)
y si se tercia, hasta el vetusto fundador del partido (Fraga).
Este "gobernante", en todos los
debates parlamentarios que he visto u oído, se hable de lo que se hable y como
en esta ocasión, sea a él o a su equipo de gobierno, los que deban dar las explicaciones
- se las arregla, principalmente en los tiempos de réplica, para, en lugar de
dar las explicaciones que se le piden, poner a los del grupo popular como
centro de la diana parlamentaria y olvidarse u obviar el tema de la cuestión de
fondo que se debate ese día. En este sentido muestra excepcional valía. Cómo, se
puede si no entender todos esos críticos y periodistas que
luego de la tarde del lunes, estén tratando de descuartizar , y moler al señor
Rajoy que, con claridad, y reiteración en sus turnos parlamentarios, pidió, exigió,
al Primer Ministro del Gobierno de España - como por otra parte entiendo le
correspondía hacerlo, a él, a su grupo, pero , también al resto de los otros grupos
parlamentarios presentes en la Cámara del Congreso- diera, que no dio,
explicaciones convincentes de lo que había pasado, comprometiéndose, asimismo,
a evitar nuevas acciones de la banda criminal ETA.
Me pregunto si en otros países de nuestro
entorno europeo, luego de un atentado de tal magnitud, (
millones en pérdidas económicas (*),
más dos víctimas mortales demostradas), los que gobiernan no sufren menoscabo
alguno en su gestión, ni se les exige responsabilidades, ni hay dimisiones, ni
destituciones... Pienso que no, que somos únicos
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