domingo, 28 de septiembre de 2014

Unos muchachos – (Contrastes) III ( Cuentos de Ana...

silvialeyendo: Unos muchachos – (Contrastes) III ( Cuentos de Ana...: Continuación y fin. Mucho he hablado de la escuela y de los maestros de antes y de los de ahora. Pero he olvidado  hablar del crucial pap...

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28 de septiembre de 2014: Algunas veces, cuando veo a los niños jugar, oigo sus conversaciones  o leo noticias en las que son protagonistas directos o indirectos, me invade cierto sentimiento de angustia, tanto por el presente como por su futuro. Y en el caso del futuro no estoy pesando  en el material, sino en el aspecto de la transmisión de valores y tradiciones. Campo  cuyo cuidado y abono, creo,  hemos irresponsablemente abandonado. Abandono que, finalmente, tiene como resultado que la criatura va creciendo a su aire, sin un norte claro y fijo, y peligrosamente exento de un saludable referente para imitar. Pero compensado, en abundancia, con los referentes de los dibujos, historias y programas infantiles. Personajes, salvo contadas excepciones, safios, irrespetuosos con los mayores y con su prójimo, adolescentes con vivencias amorosas  prematuras y en constante cambio, temas de conversación intrascendente, sin contenido o rayando en la “bobería”, gestos exagerados, vestimentas extravagantes…Y, en fin, personificaciones y actitudes, en su conjunto, alejados de la cotidianidad, y, además, y principalmente,  más próximas a  deformar que a formar al pequeños ser. El modelo que se transmite es  el impuesto en algunos de los países de los llamados de economía avanzada (EEUU, Japón...) Bueno, así lo creo. De todos modos es un modelo alejado de la realidad, al menos de la mía y la que me rodea.  Aquellos conceptos de amistad desinteresada, amor fraternal, la superación mediante el esfuerzo y trabajo continuo, respeto y obediencia hacia los padres y mayores, la solidaridad con el más débil, etc. , es decir, de principios y valores cristianos, en los que se inspiraban los cuentos y leyendas que nos fueron enseñados a nosotros y de los que el gran maestro del cine, Walt Disney, tuvo el mérito de trasladar al mundo de la imagen y dejar pilares como “Alicia en el país de las maravillas”, preciosa historia de una niñita, amante de los animalitos, dotada de una prodigiosa imaginación. Película basada en la narración de Lewis Carroll(*), pero con el toque genial  y transformador del inmortal cineasta . Me viene a la cabeza otra de las narraciones “Peter Pan” que también Disney llevó a la pantalla y elevó a clásico,  basada en la obra de ….., titulada “Peter Pan y Wendy”. El recuerdo de estas preciosas películas junto a las de otros cuentos y narraciones infantiles de secular tradición como “La caperucita roja”, “Blancanieves y los siete enanitos”, “Pulgarcito”, “El enano Saltarín”, “La haba mágica”, “Pinocho”, “Hansel y Gretel “, “ La niña de los fósforos” y, etc. etc.,    me hacen añorar aquel mundo limpio revelado en ellos, donde el bueno y noble era el protagonista, y la justicia y bondad de sus actos finalmente triunfaban.  


Al presente lo que abunda en las cadenas televisivas y su programación infantil son producciones en las que los protagonistas no se distinguen en nada de los antagonistas. Unos y otros, usualmente, están dotados de extraordinarios poderes físicos, empleados por ambos para destruirse. Los clásicos dibujos animados protagonizados por el pato Donald y sus sobrinos, por Popeye el marino, su novia Rosario, el glotón Pilón y Cocoliso, o los del tartamudo Porky y sus amigos, por ejemplo, nunca o poco se ven. Tampoco versiones actualizadas o no, de los cuentos clásicos. En su lugar hay muchos seriales o programación destinada para un público infantil o de adolescentes, protagonizado también por  éstos. Los guiones son similares, sin contenido formativo, y casi siempre los artistas bailan y cantan. Buen ejemplo, lo tenemos en “Violeta”.


Y si me ciño a este trozo de España en el que vivo, Cataluña, pienso que muchos de ellos llegaran a adultos sin haber tenido la oportunidad de ver o escuchar las ya citadas narraciones infantiles, clásicos universales, porque en los libros de lecturas y en los de los Conta contes, tan de moda hoy de las Bibliotecas Públicas, les hablan y cuentan sólo las de “los patrios”.


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(*) “Alicia en el país de las maravillas”, de Lewis Carroll fue un libro de aquellos que comencé a leer pero no continúe con su lectura. No me gustaba .


 
  

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Este blog es el medio de expresar mis particulares reflexiones e ideas sobre la realidad que me rodea, así como las sugeridas por la lectura de libros y artículos de prensa. No es crítica literaria, no tengo conocimientos para ello. Expongo , tras muchos esfuerzos, lo que mi corazón me dicta. No es mi intención la de ofender ni herir a nadie. Tampoco, pues, me gustaría ser objeto de heridas u ofensas por discrepar con mis particulares opiniones y gustos.