Ayer estuve leyendo las Noticias de Yahoo, firmadas por Reuters , AFP y Europa Press, en relación al auto de una juez de la Audiencia Nacional, dictando apertura de juicio oral, por apropiación indebida y/o administración desleal, contra tres de los más altos cargos del grupo financiero Santander Central Hispano: su presidente, un ex-co presidente y el otro, un ex-director general. Los cuales, según argumentación sostenida por la acusación particular, acordaron que, por irse a casa los dos últimos, dejando “todo el tajo” al primero, se llevaran a cambio buenos montones de dinero. Las cifras recibidas lo fueron bajo los conceptos de jubilación y pensiones, ascendiendo a 56 y 108 millones de euros. Equivalentes, respectivamente, a unos 9.500 y 18.000 millones de las antiguas pesetas. Los insignes y prestigiosos abogados de la defensa del trío de banqueros argumentan que se ajustan a Derecho y son corrientes en el mundo de la gran banca para su alta ejecutiva. ¡Qué contraste, desde luego, con las condiciones de otros innumerables prejubilados y jubilados de banca! Muchos de los cuales, en sus últimos años en activo, se vieron relegados de sus puestos, degradados en sus funciones, y hasta absorbidos o borrados los modestos derechos económicos fruto de su trayectoria profesional.
En fin, tras su lectura dudé si acababa de leer una versión actualizada de Alí Babá y los no sé cuantos ladrones.
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