domingo, 11 de octubre de 2015

De las crueles "Crónicas italianas" a las benevolentes "Crónicas españolas"

aquellos_ primeros_ libros: Crónicas italianas, Stendhal(Henri Beyle): La Colección “ Las Novelas del Verano ”, El Mundo, Unidad Editorial , núm.22,  incluye dos de los relatos de " Crónicas italianas &quo...

---------------------- 

5 diciembre 2011: La justicia que al parecer se practicaba en la Italia renacentista, según este relato de Stendhal, era aquella de “el que la hace, la paga”. Así de sencillo. Fuera razones, eximentes, etc. Bien distinto, desde luego, a lo que ahora vemos, oímos o leemos, sucede aquí en España. Situados en el otro extremo, pues los que delinquen, lo que se dice " pagar", es cosa difícil; mayormente si el delincuente es famoso, poderoso, rico, o todo a la vez. Ejemplos me vienen unos cuantos de inmediato a la memoria. Como por ejemplo,  los asesinos convictos y confesos de ETA, contra los cuales fallan los jueces el cumplimiento de miles de años de cárcel y luego, en la práctica, en pocos años, están en la calle; y alguno de ellos se le permite vivir en los bajos del mismo edificio de una de sus víctimas. O,  las cinco sentencias del Tribunal Supremo contra la Generalitat, dictadas tres de ellas por estas fechas, hace ya un año, en relación al bilingüismo en las escuelas de Cataluña, sentencias que la Generalitat desacata, y no pasa nada. Y por último ejemplo, el del banquero vasco, Alfredo Sáenz, segundo del grupo financiero Banco Santander, condenado por el Supremo a prisión, pero a la que no irá porque  ha sido indultado por el gobierno en funciones que preside José Luis Rodríguez Zapatero.  Creo que  estos tres ejemplos son suficientes.

                                                            oooOOOooo

10 de julio de 2015: Han pasado unos cuantos años desde que escribí la coletilla anterior, pero las cosas en “nuestra justicia”- quiero decir - la humana justicia española, no han mejorado, incluso hoy tenemos a los etarras y filo-etarras en nuestras instituciones, y alguno/a hasta alcalde, como consecuencia de una decisión "sui generis" del Tribunal Constitucional. Y, para colmo de los colmos,  en el 2013, tras una decisión del llamado Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo que derogaba la denominada doctrina Parot, nuestra lentísima Justicia, encarnada en la Audiencia Nacional, esta vez, curiosamente, voló más que  corrió, y, en veinticuatro horas, tras una reunión excepcional, puso en la calle unos cuantos de los mayores criminales y delincuentes... En suma, ¡qué ni tanto, ni tan calvo!

Copio y pego texto copiado de Wikipedia:

"La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional de España, compuesta por 17 magistrados, al día siguiente de la sentencia del TEDH de 21 de octubre de 2013, resolvió por unanimidad la puesta en libertad inmediata de la miembro de ETA, Inés del Río, lo que se cumplió por Instituciones Penitenciarias en la misma tarde del 22 de octubre, saliendo de la cárcel de Teixeiro en la provincia de La Coruña.

Excarcelaciones posteriores a la derogación:

Horas después de la liberación de Inés del Río, las autoridades judiciales británicas pidieron a las españolas explicaciones respecto a cómo podía afectar la sentencia a la causa del etarra Antonio Troitiño, detenido en Reino Unido desde 2011. Los representantes de la justicia dieron un plazo de una semana de plazo para recibir la información y poder valorar. Mientras tanto, Troitiño quedó en libertad condicional.

Igualmente, la sentencia podría afectar a otros 55 miembros de ETA condenados por terrorismo a los que también se les había aplicado la doctrina Parot, así como a 6 miembros de los GRAPO, uno de los GAL (aunque algunas fuentes indican que esto es incorrecto] ), otro de Resistencia Galega y 15 presos comunes con delitos de especial gravedad.

Para mediados de enero de 2014 ya habían sido puestos en libertad en base a esta derogación un total de 63 miembros de ETA (a los que habría que añadir nueve más de otras organizaciones)."


domingo, 4 de octubre de 2015

Los hijos de Rato (Resucitando un viejo artículo de Carlos Sánchez)

Los hijos de Rato (Artículo suscrito por Carlos Sánchez, publicado en elconfidencial.com, el 7.12.2014)

"Un antiguo axioma del mundo de las finanzas sostiene que hay dos formas de enfrentarse a una crisis bancaria: o con tiempo o con dinero. El tiempo permite revertir la situación gracias la mejora del ciclo económico (caída de la morosidad y recuperación del crédito), mientras que el dinero tapa los agujeros de una vez, pero a través de una socialización de las pérdidas. O lo que es lo mismo, mediante eso que los anglosajones denominan ‘moral harzard’. Este concepto es muy conocido y surge cuando alguien asume demasiado riesgo porque sabe que al final un tercero (el contribuyente) pagará la fiesta. Ningún país sensato está dispuesto a dejar caer su sistema financiero, y eso lo saben todos los banqueros del mundo.
En el caso de Bankia-Caja Madrid nunca hubo tiempo en medio de la tormenta del euro y de la recesión, y cuando llegó a España el dinero -junto a la intervención parcial de la economía- era ya demasiado tarde. Los restos de la caja de ahorros estaban ya sobre el arcón. Y sólo los 17.959 millones que metió el Estado para salvar al finado (sin contar los activos inmobiliarios traspasados a la Sareb) explican que hoy la entidad esté saneada. Evidentemente, con un indudable riesgo moral: los contribuyentes han pagado los destrozos.
En el camino, como todo el mundo sabe, se han quedado los anteriores gestores, a quienes hoy la justicia persigue con su habitual parsimonia. Pero fuera de esa investigación, como relataba este sábado Agustín Marco, se han quedado por ahora los auténticos responsables del fiasco: Zapatero, Solbes, Salgado, Vegara, Campa, Fernández Ordóñez, Julio Segura, Francisco Camps, Esperanza Aguirre… Todos y cada uno eran los responsables (además de los gestores) del buen funcionamiento del sistema financiero en su conjunto.
Hoy, ninguno se sienta en el banquillo, que necesariamente no tiene por qué ser de naturaleza penal. Incluso David Vegara (quien decía a finales de 2008 que el sistema financiero español no tenía ningún problema de solvencia) o Campa pueden presumir de seguir teniendo alguna responsabilidad en el sistema financiero, lo cual es de aurora boreal. El primero como alto responsable del Mecanismo Europeo de Estabilidad y el segundo -padrino de esos engendros que se llamaron SIP- como directivo del Banco Santander.
Una cuestión de élites
Ni ellos ni ninguno ha dado explicaciones al parlamento, lo cual plantea serias dudas sobre la capacidad de la democracia española a la hora de pedir responsabilidades políticas a quienes contaban con instrumentos de fiscalización que no se han utilizado. Probablemente, porque las élites políticas y económicas que han gobernado este país durante décadas han tendido a protegerse, lo que explica la inoperancia del parlamento para ir al fondo de los problemas. No como un ejercicio de resentimiento o como un auto de fe para purificar almas de forma inquisitorial y satisfacer los bajos instintos, sino para sacar conclusiones y evitar más estafas.
Esta actitud nihilista del parlamento tiene mucho que ver con la propia personalidad de Rodrigo Rato, exponente de una forma de hacer política basada en el amiguismo durante su etapa en Bankia (Norniella, Castellanos, Chozas…). O antes en el Ministerio a través de eso que se ha venido en llamar ‘capitalismo de amiguetes’.
Muchos de los diputados que hoy(diciembre de 2014) se sientan en el Congreso, de hecho, le deben sólo a él su carrera política, no a los electores. Lograron sus escaños tan sólo porque estaban cerca del poder en el momento oportuno. Y nadie como Rato (sólo Aznar) ha tenido tanto poder en el grupo parlamentario popular ya desde los tiempos de Hernández Mancha, cuando el expresidente de Bankia se reunía con los periodistas para conspirar contra su líder. Por cierto, de manera legítima.
Una de las cosas más aborrecibles del sistema político español es esa absurda unanimidad en los grupos parlamentarios (al menos de cara a los ciudadanos) sobre cuestiones que dividen a la sociedad. El líder del PSOE, Pedro Sánchez, tiene todavía una buena oportunidad de distanciarse de sus antecesores pidiendo una comisión de investigación sobre lo que ha pasado en las cajas de ahorros.
Rodrigo Rato era, por lo tanto, el hombre a cazar si se quería sanear ese monstruo de siete cabezas que era Bankia. Pero, desgraciadamente, tuvo que ser el FMI -y no el Banco de España o el propio Gobierno- quien tuvo que decir las verdades del barquero en un célebre documento fechado el 25 de abril de 2012 en el que se ponía negro sobre blanco la insolvencia de buena parte del sistema financiero heredado de las cajas de ahorros. Aquel documento decía de forma precisa que “para preservar la estabilidad financiera, es fundamental que estos bancos [las antiguas cajas], especialmente el más grande, tomen medidas rápidas y decisivas para fortalecer sus balances y mejorar las prácticas de gestión y gobierno”.
El hecho de que el informe realizado por la misión del FMI, al amparo del artículo IV del Convenio Consultivo, señalara con el dedo acusador a un banco en particular fruto de una fusión de cajas -“especialmente el más grande”, decía el texto- es verdaderamente inusual, pero revelaba algo habitual en la economía española: los problemas tienen que ser identificados desde el exterior porque en el interior el sistema político tiende a ocultarlos. O lo que es peor, el sistema tiende a blindarse.

La información es dinero
Esa especial protección de los banqueros es todavía más insidiosa si se tienen en cuenta las características del negocio bancario. Merece recordar, en este sentido, un opúsculo firmado hace muchos años por José Ángel Sánchez Asiaín y Enrique Fuentes Quintana* en el que se reconocía que el principal privilegio de la banca era el manejo de la información, que necesariamente es asimétrica. Ningún otro intermediario financiero, sostenían, conoce mejor las tripas de su clientela. Y de ahí que su conclusión era que la materia prima del mundo financiero no era el dinero, sino la información.
Paradójicamente, en el caso de las cajas de ahorros, lo que sobraba era información. Había mucho material para haber actuado con anterioridad. Pero no se hizo. El cortafuegos funcionó. Básicamente por una razón. Los destinatarios eran los propios conmilitones de los partidos políticos encargados de fiscalizar esa información. Con razón, el abogado de UPyD Andrés Herzog suele decir que el problema de España no es la corrupción (que también), sino el amiguismo, que corroe y hace inservibles las instituciones.
Ese ha sido, en realidad, el gran error de Rodrigo Rato, haber creado durante sus ochos años de ministro de Economía una red clientelar que ha acabado por devorarle a él mismo. Incluso su nombramiento es fruto de pactos de familias dentro del PP.
Sería injusto, sin embargo, cargar en él todas las culpas. Todas y cada una de las instituciones han colaborado en el desaguisado.Y Rato tiene razón cuando sostiene que el Banco de España avaló las cuentas de Bankia. Pero ya se sabe que Roma no paga traidores y en España siempre se necesita un chivo expiatorio al que cargarle todas las culpas. Es lo más fácil para no desmontar un sistema de representación que está en el origen del colapso de Bankia y de otras cajas de ahorros abatidas por fuego amigo.

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales

Mi foto
Este blog es el medio de expresar mis particulares reflexiones e ideas sobre la realidad que me rodea, así como las sugeridas por la lectura de libros y artículos de prensa. No es crítica literaria, no tengo conocimientos para ello. Expongo , tras muchos esfuerzos, lo que mi corazón me dicta. No es mi intención la de ofender ni herir a nadie. Tampoco, pues, me gustaría ser objeto de heridas u ofensas por discrepar con mis particulares opiniones y gustos.