Ayer,
estuve leyendo acerca del “Primero de Mayo”, Día Internacional de los
Trabajadores”, y según dice Wikipedia, “es la fiesta por antonomasia del movimiento obrero mundial. Es una
jornada que se ha utilizado habitualmente para realizar diferentes
reivindicaciones sociales y laborales.
Desde
su establecimiento en la mayoría de países (aunque la consideración de día
festivo fue en muchos casos tardía) por acuerdo del Congreso Obrero Socialista
de la Segunda Internacional, celebrado en París en 1889, es una jornada de
lucha reivindicativa y de homenaje a
los Mártires de Chicago. Estos sindicalistas anarquistas fueron ejecutados en Estados Unidos por su
participación en las jornadas de lucha por la consecución de la jornada laboral
de ocho horas, que tuvieron su origen en la huelga iniciada el 1 de mayo de
1886 y su punto álgido tres días más tarde, el 4 de mayo, en la Revuelta de
Haymarket. En la actualidad es una fiesta reivindicativa de los derechos de los
trabajadores en sentido general, y se celebra en muchos países.”
Es decir que la jornada de ocho horas se las debemos a
unos que en su empeño dejaron hasta la piel. Menuda paradoja – pienso –
transcurridos más de ciento veinticinco años de aquel suceso, sólo una parte del mundo
del trabajo disfruta de dichas ocho horas de trabajo, quizás los que están en los países de
la OCDE . Sin embargo, otra buena parte, acaso,
mayoritaria, los que están en países como China, India, Pakistán, Bangladés,
etc., a éstos no les han llegado las reivindicaciones alcanzadas- dicen
universales- para los trabajadores, pero, gracias a ello- como estamos viendo-
son los que siguen trabajando, sin peligro de que este elemento escaso para
nosotros, a ellos les falte. Claro que tampoco les han llegado las
grandes inversiones en maquinaria liberadora de mano de obra, ni sus
gobernantes se ven precisados a legislar a su favor prohibiendo y persiguiendo
la esclavitud y las condiciones que se les asemeje porque son regímenes tiránicos
o seudo tiránicos y además los patronos de sus fábricas.
Otra de las ideas que me rondan es ver la pasividad (indiferencia) que tenemos los trabajadores de esa parte del mundo donde por
ley(por lo menos sobre el papel) imperan humanas condiciones laborales, (ocho horas,
vacaciones, jubilación, seguridad social, etc. etc.) ante la inhumana y
arbitraria explotación de aquellos otros trabajadores que no tienen la misma suerte. Porque se habla mucho de un mundo global, de la globalización, cuando de relaciones de comercio exterior, flujo de capitales,
etc. se trata. Pero, ¿por qué, pues, la clase trabajadora mundial no piensa en
un sindicato único, también global que promueva la implantación de
condiciones humanas y universales de
trabajo, que vincule la producción
global , pero, principalmente ampare englobándola a la total población trabajadora
del mundo?
Y ya que me he puesto a señalar mis ideas y
reflexiones personales resaltaré la para mi verificación, en las relaciones laborales
actuales españolas, de una realidad bien distinta a la que se nos cuenta. Relaciones que razono
han experimentado un significativo empeoramiento. Porque una cosa es lo que
prescriben las leyes y normas, las muchas y hasta exhaustivas leyes laborales,
y otra la práctica al uso; es decir, lo que, en estos treinta y pico largos
años, en el mundo laboral español viene aconteciendo; que es la entronización de
la práctica continua de la destrucción de empleo por múltiples vías, entre las que destacan las prejubilaciones y jubilaciones masivas. Medidas encaminadas exclusivamente al
abaratamiento de los costes de explotación para la consecución fácil de beneficios empresariales. De los que, por otra parte, sólo se han beneficiado
la alta dirección, mediante retribuciones excepcionales, stocks
opcions, planes de pensiones con
cifras de vértigo, etc., etc. Hemos
visto y seguimos viendo o si se quiere “sufriendo” cómo las grandes empresas
del país , y consecuentemente, las grandes empleadoras del factor trabajo
, e independientemente del sector aunque
en mayor medida las de telefonía y banca, acometieron una política de
desaforado crecimiento a base de fusiones tras las cuales el negocio de las
mismas quedaba aumentado, sí, claro; pero la plantilla, especialmente la que
tenía las antiguas condiciones, las conseguidas por la masa laboral tras reiteradas
negociaciones en sus convenios sectoriales, esa quedó fuera, jubilados y
prejubilados con poco más de cincuenta años. Y esto, además, se
hizo en época de “vacas gordas”. El
crecimiento de plantilla de estas organizaciones, de producirse, fue en sus centros en el extranjero; en países donde no rigen las
mismas leyes del trabajo que aquí. Allí los despidos fueron masivos y
arbitrarios y el escándalo fue silenciado por la prensa de
aquí. Como ejemplos podemos citar el de Aerolíneas Argentinas de
Díaz Ferrán; creo que ahora está en la cárcel, pero antes fue presidente de la patronal española; así como los realizados por el BBVA
en su expansión por Iberoamérica. Entonces aquí en España, los medios de comunicación optaron por el " mutis por el foro”. Tampoco
se dice que en estas grandes compañías las condiciones de los nuevos
contratados nada tienen que ver con las de los antiguos, con sueldos fijos, de modo que los emolumentos totales que se perciban, incluidas dietas, extras,
etc., no superen un tope anual. Que desde hace años, no se pagan horas extras, que tienen “disponibilidad total” y practican el
full time. Y las categorías profesionales y su correspondiente distinción
salarial, se sustituyó por la “disponibilidad funcional”, es decir, “el chico/chica para todo”.
Se hace muy largo, demasiado, este comentario.
Seguiré D.M. en otro rato, porque aun tengo muchas cositas que decir.
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