Siempre me ha llamado la atención que determinados individuos- seres privilegiados- cuando se cansan del puesto que tienen, aunque éste sea importante y bien remunerado, haya otro a su disposición, tan o más, quiero decir "mejor", que el que dejó. Mientras que, para la mayoría de comunes ciudadanos, se las vean y se las deseen - como vulgarmente se dice- para no sólo mantenerse en el que tiene, sino acabar en él hasta la edad reglamentaria de jubilación (sesenta y cinco años).
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